Al terminar esa fase laboral, renací del fuego y la ceniza. Realicé mi tesis de maestría en la comunidad indígena de Curré, durante el complejo proceso de estudios del Proyecto Hidroeléctrico Boruca. Esta investigación fue de alguna importancia tanto para la comunidad de Curré como para posteriores decisiones que tomó el ICE respecto a ese proyecto.

A petición del ICE, realicé estudios de historia de la comunidad de Potrero Grande en Buenos Aires. Como resultado de esa investigación se publicó el libro Historia y Tradición en Potrero Grande, un pueblo costarricense de origen chiricano panameño (Editorial UNED, 2008). Las secuelas de esta investigación llegan hasta el día de hoy. Diez años después hemos logrado que el Ministerio de Educación Pública declare el “Día de la Persona Chiricana”, a celebrarse todos los 26 de mayo. Verdadero reconocimiento a una identidad étnica que estaba olvidada.

A partir de la investigación en Curré y con el apoyo de algunas personas y el des-apoyo de otras, logré producir un documental sobre la tradicional fiesta indígena de los Diablitos en Curré (2011).

Muchas de las cosas que logré, las realicé a contrapelo. Como los salmones, río arriba. Remando contra el viento y la corriente. De frente, poniendo el pecho y la ilusión, pagando caro la osadía y equivocándome mucho. A veces más por ingenuidad que por valentía. ¡Soñando! Pero siempre aportando con trabajo, lealtad y entusiasmo. Pensar diferente y tener un pensamiento propio, no es traición, ni desacato. Por supuesto que no todo el mundo lo entiende así. Pero debo decir que si tuviera que volverlo a hacer, haría todas estas cosas de nuevo. Solo lamento no haber tenido la capacidad de hacerlas mejor, mucho mejor. El mundo necesita soñadores eficientes. Las instituciones también.

Una de las reflexiones escritas que más valoro, es casualmente mi aporte al análisis de la relación Térraba – ICE, DIQUÍS, donde propuse un cambio de paradigma en el ICE para el manejo de los temas indígenas: palabras que se estrellaron contra las paredes.

Dejo aquí pues, estos ESCRITOS SOBRE EL ICE. Nada del otro mundo. Algunos ya se publicaron, otros fueron quedando a la vera del camino. Y como piedras del camino que son, los lectores verán qué les sirve y qué no. Quien quita y alguna de ellas sirva para algo. Me daría entonces por satisfecho. Las piedras son para eso. Para construir edificios, puentes y caminos. O para tirarlas lejos, bien lejos, donde no estorben. Quizá eso también sea bueno.

Dedico esta publicación al Ing. Bayardo Selva, quien fuera jefe de la Dirección de Construcción de Energía, ya fallecido pero nunca olvidado. Me dio la oportunidad de hacer mis investigaciones sobre tuneleros. Y al Ing. Manuel Corrales, quien fuera Gerente de Planificación, fue quien llevó mi propuesta de creación de la Unidad de Patrimonio Histórico a Reunión de Gerentes. De esa propuesta surgió el Museo del ICE y la Oficina de Patrimonio Histórico. Ambos confiaron en mi persona y me abrieron puertas. A ellos dos, y a todos los que me extendieron su mano, gracias.

Durante los últimos 20 años y aún hoy, estando ya jubilado, he seguido trabajando para las comunidades del Sur del país, en investigación y divulgación de temas históricos y culturales de esa región. De hecho, en esta página encontrarán un capítulo conteniendo ENSAYOS DEL SUR.

Larga vida al ICE. Que nunca decaiga la consigna de compromiso social y servicio con que fue creado hace 70 años. Los tiempos duros y las crisis son época de renacimiento… “desde las cenizas y el fuego”.