Capítulo X

La comunidad indígena de Curré frente al Proyecto Hidroeléctrico Boruca

 

El Proyecto nos cambiará la vida, como nos la cambió la carretera.

Telésforo Lázaro, Testimonio Oral No. 21

 

En este capítulo se describe y analiza el proceso experimentado por la comunidad indígena de Curré ante la eventual construcción del Proyecto Hidroeléctrico Boruca. Este periodo caracterizado por la confrontación, comprende casi 30 meses, que van de inicios de 1999 a mayo del 2001. El análisis se hará desde la óptica de Curré, según corresponde al enfoque etnográfico y a los objetivos de la investigación. Se incluye un preámbulo, con información necesaria para la interpretación del proceso.

 

1. Presentación

Me había tocado llegar a Curré en un momento de singular tensión, temor y desconfianza. Aquella mañana de agosto del año mil novecientos noventa y nueve, mientras recorría por primera vez el poblado de Curré Centro, escuché a mis acompañantes, don Santos y don Humberto, que conversaban entre sí, visiblemente preocupados. Se referían a conflictos internos de la comunidad, hablaban de “supuestos líderes” que se presentaban fuera de Curré como representantes de la comunidad, sin serlo. Aseguraban que aquellos respondían a los intereses de “los blancos”. Hablaban de reuniones, de pactos y de pequeños grupos de oposición. La conversación era acalorada y denotaba angustia y malestar. A decir verdad, no fue sino hasta mucho después, que comprendí realmente lo que estaba ocurriendo a mí alrededor.

Curré estaba alerta, como un hormiguero cuando alguien le ha puesto un pie encima y reacciona toda la colonia en estado de agitación. Durante este periodo el ICE desarrollaba un programa de acciones en la región, tendiente a promover la construcción del P. H. Boruca. Nuevamente se ponía sobre el tapete el tema de la eventual construcción de una represa hidroeléctrica, lo que significaba la inundación de sus tierras y el traslado de los curreseños a otro sitio. Pero eso no era todo, la noticia había activado intereses contrapuestos en la región y revivido antiguas contradicciones sociales y viejos recelos, tanto dentro de la comunidad, como con otros grupos de la región, históricamente opuestos a los intereses de Curré. A partir de ese momento Curré empezó a vivir uno de los capítulos más intensos de su historia.

La relación que el ICE establece con la comunidad de Curré durante este período, experimenta dos fases. En la primera no se ofrece a la comunidad un estatus acorde con la especificidad étnica de Curré, lo que propicia una fuerte oposición de parte de la comunidad. Durante la segunda fase, el ICE intenta establecer una relación más específica con Curré, pero tampoco logra el entendimiento necesario. Por el contrario, intervienen diversos actores regionales y extra regionales, ampliando la confrontación. Al final de este proceso de treinta meses las relaciones ICE – Curré, se hallaban entrabadas.

El análisis de este período, resulta de gran utilidad para nuestro estudio, porque permite ver en acción una serie de aspectos de la realidad social de la comunidad, que hemos venido perfilando como resultado de esta investigación etnográfica, en el campo económico, social, cultural e identitario. Es como si el clima de confrontación y tensión vivido por Curré, pusiera en evidencia la nervadura social de la comunidad, hiciera patente sus contradicciones: su realidad económica, su problemática social, su visión de mundo, sus angustias, sus temores, pero también sus fortalezas más guardadas, y en particular su identidad étnica, fundamento de su resistencia. En el conflicto ICE – Curré, todos estos aspectos adquieren una dimensión dinámica.

Creemos que el análisis de este periodo será también de importancia para el ICE, porque le permitirá revisar su estrategia de comunicación y acercamiento eficiente y respetuoso a las comunidades indígenas y perfeccionar su comprensión y manejo de la diversidad étnica. Nuestra interpretación de este período, nos ha llevado a concluir que en su acción, el ICE no dimensionó la complejidad social de la región, no se proveyó de una perspectiva étnica y no logró crear una estrategia de acción y comunicación acorde con esa complejidad y diversidad social. Como resultado de ello, algunas de sus acciones lograron convertirse en factor de controversia en la región.

Quizá uno de los elementos que expresa más profundamente la seriedad de los acontecimientos es la posición asumida por la Iglesia Católica, a través del Vicario de la Pastoral Social de la Diócesis de San Isidro del General, mediante una carta en donde manifiesta su preocupación y asegura que tales acciones “se encaminan cada vez más hacia una confrontación entre pueblos mismos”. Esta nota cargada de una severidad poco frecuente en las relaciones de la Iglesia con el Estado, en nuestro país, agrega: “insistimos en que ningún proyecto humano, por más interés que pueda tener el país en él, vale tanto como para destruir una etnia: confrontar los pueblos, dividir las comunidades, enfrentarles con los mestizos o con la comunidad nacional. En dos palabras, irrespetar su dignidad sagrada de Hijos de Dios. Hoy científicamente hemos constado que estos pueblos, se han asentado en estas zonas, miles de años antes que nosotros… No seremos nosotros testigos mudos de la extinción de su cultura (Nota al Ing. H. Fournier,  02/05/02).

Antes de iniciar la descripción y análisis del proceso introduciremos algunos elementos que contribuirán a una mejor interpretación.

 

Preámbulo: Elementos para el análisis

Uno de los aspectos que asoman en el análisis de la relación ICE – Curré durante el periodo en cuestión, es que gran parte de la confrontación entre la empresa eléctrica y algunas de las comunidades indígenas, especialmente Curré, está asociada a la ausencia de una perspectiva étnica por parte de la empresa y la falta de una estrategia para el manejo de la problemática regional, derivada de la multiplicidad de actores en situación de diversidad étnica. Es por eso que para un mejor análisis del proceso, nos referiremos brevemente a los siguientes aspectos: a) Especificidad étnica de Curré, b) Posición de los diferentes actores sociales de la región de Buenos Aires, ante el P. H. Boruca, c) Proyectos de desarrollo en regiones pluriétnicas y d) Desarrollo, diversidad étnica y política. Ver además Antecedentes (Cap. I) y Aspectos Teóricos (Cap. II).

 

Especificidad étnica de Curré

La comunidad de Curré Centro, con su poco más de 400 habitantes, es la más poblada de las comunidades indígenas en el área de afectación directa del Proyecto Hidroeléctrico Boruca, además de ser cabecera de un Territorio Indígena. Como cabecera del Territorio Indígena, esta localidad es sede de la Asociación de Desarrollo Integral, entidad que según la Ley, “representará judicial y extrajudicialmente” a la comunidad. (Reglamento de la Ley Indígena No 6172, Artículo 5). Curré evidencia un fuerte proceso de cambio en su cultura, sin embargo, tal y como hemos podido constatar, mantiene vigente su identidad étnica, la que se intensifica por efecto de la confrontación interétnica  (Ver Cap. VIII y IX).

Buenos Aires, no es solo unas de las regiones más pobres del país, sino que además, la confrontación interétnica y los prejuicios racistas, alimentados por la competencia que se genera en torno al acceso a los recursos, especialmente la tierra, son característicos de esta región. Así lo sostienen investigadores académicos y documentos oficiales. (Carmack, 1994; Bozzoli, 1975; Gobierno de la República, 1996). Se trata de una región donde sobreviven viejas contradicciones sociales de origen histórico, desconfianzas y prejuicios. En el caso concreto del Territorio de Curré, las contradicciones más importantes son las que se establecen entre la población indígena y a) blancos de la región, b) blancos afincados irregularmente en el Territorio Indígena, b) grupos indígenas de oposición a la ADI y c) funcionarios de la estatal Comisión Nacional de asuntos Indígenas, CONAI. (Ver detalles en Cap. V). Estos son actores sociales con intereses y visiones de mundo en ocasiones contrapuestas, lo que se manifiesta en su actitud hacia la construcción del Proyecto hidroeléctrico Boruca.

 

Posición de los actores sociales ante el P. H. Boruca

Posición de los Indígenas de Curré.

Los indígenas de Curré, manifiestan oposición a la construcción del Proyecto Hidroeléctrico Boruca y a la reubicación de su comunidad. En resumen, nos parece que son tres son los aspectos críticos que se conjugan para alimentar la oposición de los curreseños al Proyecto Hidroeléctrico. Estos son: a) temor a perder la identidad étnica, b) incertidumbre con respecto a la situación de las tierras de la “Reserva” y c) la ausencia de información acerca de su situación a futuro, muy especialmente en el campo productivo y laboral. Una de las características de la comunidad de Curré y de sus dirigentes, es la determinación a dar continuidad a la etnia y consecuentemente el temor a desaparecer como grupo étnico. La posición de los indígenas de Curré ante el proyecto hidroeléctrico está muy asociada a esta perspectiva étnica, en tanto ven la represa como una amenaza capaz de romper su continuidad, acabar con la localidad, destruir el entorno ecológico, los restos de los ancestros precolombinos y de los ancestros recientes, el modo de vida y el patrón de asentamiento disperso de Curré. Temen que pueda ser modificada la Ley Indígena. Temen que se produzca una dispersión de la comunidad. Temen no poder adaptar su precaria economía a una nueva localidad. Temen perder el Territorio  Indígena, base material de su continuidad étnica y perder la posibilidad de recuperar las tierras que permanecen en manos de los no indígenas y que por ley le pertenecen a la comunidad, previa indemnización del gobierno. No desconocen que la represa puede ser una posibilidad de desarrollo, pero temen que al final los beneficios no sean tantos, pero el golpe sobre su identidad étnica pueda ser fatal. Esta temática fue tratada en el Capítulo IX Pensamiento Etnico y Pensamiento de Ruptura en Curré.

 

Indígenas del grupo de oposición.

Se trata de un pequeño grupo. Su posición es favorable a la construcción del Proyecto Hidroeléctrico Boruca. Su líder, señor Vicente Lázaro, no cree en la lucha por la identidad étnica: “Curré ya está asimilado”. La premisa fundamental es el desarrollo y la integración a la sociedad nacional. La represa es una opción de desarrollo a la que no hay que cerrarse. Su realización puede ser determinante para el futuro de las nuevas generaciones, pero se requiere que los curreseños se preparen debidamente para aprovechar sus beneficios. Este dirigente asegura estar dispuesto a la reubicación conjunta, pero no colectiva. Se opone a la ley indígena y aboga por la desaparición de las “Reservas”. Desde su perspectiva no existe temor a que la reubicación cause la dispersión del grupo étnico, porque tiene la convicción de que Curré ya no es una comunidad indígena. (Testimonio oral No. 3).

El señor Odelyn Delgado, otra de los indígenas afines a esta línea de pensamiento, pero que radica en Lagarto, fuera de Curré Centro, ha expresado opiniones semejantes a las anteriores en lo que se refiere a la aceptación del proyecto y a la prioridad del desarrollo sobre la identidad étnica. Al igual que ocurre con los blancos de Potrero Grande, en su planteamiento interesa más la venta de las tierras. Don Odelyn asegura que “aceptaría trasladarse a otros asentamientos porque se trata del progreso del país” pero que “lucharán porque el gobierno les indemnice”. En otra parte del texto, el entrevistado agrega: “todo cambia: nuestras costumbres se han ido perdiendo, los jovencitos ven mucha televisión y muchos de nosotros no somos primitivos”. (La República, fotocopia sin fecha).[1] Este pequeño grupo no goza de popularidad en Curré Centro y sus acciones suscitan desconfianza.

 

Posición de los blancos radicados en el Territorio indígena de Curré.

Su posición es favorable a la construcción del proyecto Hidroeléctrico Boruca. Este evento se presenta como la gran oportunidad para solucionar el problema de la tenencia irregular de fincas en Territorio Indígena. El proyecto se vislumbra como la posibilidad de salir de esta situación, haciendo de paso un buen negocio, ya que permitiría convertir en dinero las tierras que compraron sumamente baratas a los indios, o bien, que no han sido indemnizadas por el Estado, desde que se creó la “Reserva”. Contrariamente a lo que ocurre con los indígenas, este sector no tiene un interés particular de arraigo en la localidad, y en consecuencia, su idea es vender para irse a otra parte. Tal y como nos cuenta uno de los blancos radicados en Curré, finquero y comerciante, su esperanza es “no salir mal” en la venta. Solo espera “que nos paguen” para irse de Curré, a otro sitio a montar un negocio.

 

… felices, estamos dando la lucha para no salir tan mal, que nos paguen (…) Estamos luchando, para que se nos pague. No sabemos si nos vamos a ir donde están ellos (se refiere a los indios) o no. Yo lo que he pensado es que uno ya tiene sus años, y que tal vez comprar fincas, no. Ya pega durillo, tal vez comprara un negocio…

No indígena radicado en Curré. Testimonio oral No. 13

 

La tendencia es la misma en otros informantes: irse de Curré, pero no con los indios, para no estar bajo su jurisdicción.

 

Porque ya nosotros conocemos las ideas de ellos; (…) Ellos van a querer tener el mismo mando, y diay, nosotros siempre, con… así, no, no.  Yo soy que yo no, si yo tuviera que irme, yo busco mi, mi lugar, me iría para… Yo me iría para otro lugar, cambiando de lugar; pero yo, con ellos, no.

 

Refiriéndose a otros blancos radicados en el Territorio indígena, este mismo informante asegura que…

 

Diay, esa gente si les pagan, seguramente se van para otro lugar. Ellos tienen lugares donde se pueden ir, y con la platilla esta, se van para otros lugares, a vivir.

No indígena radicado en Curré. Testimonio oral No. 6

 

En definitiva, existe una tendencia de los no indígenas radicados en Curré, a ver el Proyecto Hidroeléctrico Boruca como una buena oportunidad para la venta de tierras, obtención de empleo y negocios vinculados al Proyecto Hidroeléctrico.

 

Posición de los blancos de Potrero Grande

Este sector está fuera del ámbito de nuestra investigación, sin embargo, a juzgar por documentos y declaraciones en los periódicos, la posición pública de los blancos de Potrero Grande durante el periodo en cuestión, fue de abierta aceptación del P. H. Boruca. En nota dirigida al Presidente Ejecutivo del ICE, Ing. Rafael Sequeira y firmada por la Asociación para la Defensa y Desarrollo de las Comunidades Afectadas por el Proyecto Boruca (ADCAPB), aseguran estar “conscientes que el proyecto Hidroeléctrico Boruca es una realidad a corto plazo” y se refieren a “nuestro deber de no obstaculizar el desarrollo del país, siempre y cuando se lleve a cabo con justicia y equidad social, porque los primeros beneficiados deben ser precisamente estas comunidades y sus pobladores” (Carta de ADCAPB a R. Sequeira, junio de 1999)

La misma nota planteaba una serie de peticiones entre ellas: la creación de una Sede Universitaria en Potrero Grande, Cursos de capacitación técnica impartidos por el INA y Creación de un Museo, además de terrenos y edificios para la iglesia católica salón parroquial, casa cultural, iglesia evangélica, escuela, comedor y casa para maestros, colegio, salón comunal, cruz roja, centro de nutrición, albergue de personas de la tercera edad, oficina del MAG, Guardia de asistencia rural y clínica de la CCSS.

A juzgar por las declaraciones del presidente de la mencionada Asociación a los periódicos, sus principales preocupaciones giraban en torno a la valoración y venta de las tierras, y a las características de la reubicación:

 

Edwin González, presidente de la Asociación para la defensa de las Comunidades Afectadas por el Proyecto Boruca, manifestó que el ICE  tendrá que indemnizar con montos y plazos razonables por la expropiación de las tierras. (…) Deberá reubicarse a las poblaciones en condiciones iguales o semejantes a las que tienen ahora.

La Nación, 21/5/00 Pág. 4ª

 

Estas preocupaciones fuertemente enfocadas hacia la indemnización, son semejantes a las expresadas por los no indígenas radicados en el Territorio de Curré. De hecho, algunos de ellos estaban integrados a la Asociación de Potrero Grande, donde pagaban una cuota y formaban parte de un eje de intereses comunes en la región. [2]

 

Otros actores: La iglesia Católica.

La comunidad de Curré es mayoritariamente católica, aunque no podría afirmarse que sea particularmente religiosa. Sin embargo, existe una fuerte tradición histórica de participación de la Iglesia Católica, y en especial de la Arquidiócesis de Pérez Zeledón, en la problemática social de la región. Resulta entonces de suma importancia la posición del obispo de San Isidro del General, Ignacio Trejos, quien según el diario La República (fotocopia sin fecha, ver nota anterior), se opone al proyecto Hidroeléctrico Boruca. En declaraciones publicadas por ese diario, el obispo manifiesta que “se está vendiendo el país a las grandes empresas extranjeras por el interés de los dólares. (…) Estamos vendiendo al país y atentando contra la ecología. (…) A los ticos les interesa el dinero, los dólares que muchos recibirían por las tierras y los ingresos del Gran Boruca” Según el artículo del periodista Nelson Murillo, el obispo “se mostró muy preocupado por el futuro de los borucas, a riesgo de que pierdan su identidad cultural por el traslado a otras tierras y el mal uso que darían al dinero producto de las indemnizaciones”. El texto informa que el prelado se preguntó: “cómo es posible que no se consulte a los afectados. Estamos vendiendo el país…”. En otro sitio, (La nación, 21/05/2000: 5A), el obispo asegura que “la Iglesia no estará ajena y respaldará las inquietudes de las comunidades.

La posición de la Iglesia se ha venido atemperando con respecto al proyecto, pero siempre con una gran preocupación por el manejo social del proceso en la región. A inicios del 2002, se ha observado un acercamiento mayor de la Iglesia Católica y la comunidad de Curré, incluso la visita del Obispo Trejos a la comunidad indígena. Uno de los signos más importantes de este acercamiento, es la carta enviada por el presbítero Oscar Navarro, Vicario de la Pastoral Social, en la que advierte al ICE acerca del peligro de fomentar el enfrentamiento interétnico entre los pueblos. (Carta al Ing. H. Fournier Origgi, Director P. H. Boruca, 2 de mayo, 2. 002).

Este es a grandes rasgos el escenario en el que se producirán los acontecimientos que relataremos y analizaremos.

 

Proyectos de desarrollo y regiones pluriétnicas

La realización de un proyecto hidroeléctrico de la magnitud del Boruca en una región pluriétnica, supone un desafío para el político, el técnico y el tomador de decisiones, porque exige plantear una estrategia de acercamiento a las comunidades, basada en un marco amplio de conocimiento y respeto a su realidad, necesidades, aspiraciones y sus especificidades étnicas y culturales.

Aspectos como el significado y uso que se debe dar a la naturaleza, la tierra, el agua, la flora, la fauna o al espacio geográfico, varían de un grupo social a otro, en algunos casos de modo radical. Lo mismo ocurre con aspectos como el uso del tiempo, o el ritmo de vida, el trabajo o la visión de futuro. Ocurre además que de manera natural y espontánea, cada grupo considera como correcta la visión de mundo que le ofrece su cultura, lo que fácilmente desemboca en el prejuicio, la incomprensión e incluso la intolerancia, respecto a la visión de mundo de los otros. No está de más mencionar que, como señalara Foster (1974), incluso los técnicos y funcionarios están  impregnados de una perspectiva cultural específica, en función de sus disciplinas. La diversidad cultural es entonces, cada vez más importante, para comprender los procesos sociales asociados a los proyectos de desarrollo, especialmente en naciones pluriétnicas y multiculturales como Costa Rica, y particularmente en regiones de marcada diversidad, como el área de influencia del Proyecto Boruca. [3]

El respeto y el conocimiento de la especificidad étnica y cultural de cada grupo afectado son cruciales, porque el impacto ambiental que generan las grandes obras de infraestructura, equivale a la “la introducción de un factor exógeno de cambio en la relación naturaleza y cultura” (Carmona, 1997). Carmona identifica cuatro dimensiones del ambiente, todas ellas construidas culturalmente. Estas son: a) dimensión física, b) dimensión biótica, c) dimensión económica y d) dimensión política.

Cada dimensión del ambiente, explica Carmona, contiene instrumentos adaptativos del orden simbólico, social y tecnoeconómico. La dimensión física, por ejemplo, está cargada de elementos culturales, como modificaciones culturales del medio, rasgos físicos del paisaje ocasionados por el hombre, producto de la diversidad de estrategias culturales de sobrevivencia y adaptación al medio. En sentido inverso, la cultura también está marcada por la dimensión física. Claro ejemplo de ello es la “simbolización” de los rasgos del ambiente, esto es, la manera como los pueblos retoman rasgos del ambiente como signos específicos de territorialidad (Carmona, 1997).

Esta imbricación entre cultura y dimensión física del ambiente se observa, por ejemplo, en el caso de Curré. En primera instancia, la apropiación cultural del entorno físico, comprende, entre otras cosas, el uso de las riberas del río para la producción del plátano, el patrón de asentamiento disperso con vegetación entre una y otra vivienda, etc. En sentido inverso, el río, la localidad y el Territorio, se han convertido en símbolo de identidad étnica. (Ver al respecto los capítulos IV y IX).

Estas adaptaciones culturales que hacen los pueblos con su ambiente físico, asegura Carmona, son precarias y vulnerables, de manera tal, que “el impacto ambiental generado por la construcción de grandes obras de infraestructura, al operar sobre la dimensión física del medio, puede alterar este nivel de relación con la cultura” (Carmona, 1997). De hecho, la frágil adaptación de los curreseños al medio físico, es una de las razones, no siempre explícitas por cierto, de su temor a una reubicación. Esa es la razón de la angustiada pregunta que nos planteara Delfín, a la que aludimos en la portada del capítulo de “Aspectos económicos” (VI) de esta etnografía:

 

¿Usted se ha dado cuenta que en Curré hay familias que no se sabe de qué viven? ¿Qué pasaría con ellas en caso de una reubicación? ¿Qué pasará con ellas cuando ya no estén en este lugar?

Delfín Rodríguez, Ver Cap. VI

 

Que pasará con ellos, los ancianos y las mujeres solas, por ejemplo, los pequeños productores de plátano a la orilla del río, cuando por efecto de una reubicación, se halla roto su actual relación con el medio físico, esa frágil relación que merced a ciertas estrategias culturales, les permite apenas sobrevivir, arañando los cuatro palmos de tierra que aún les quedan, y quizá, arrimando algo de dinero con la producción y venta de artesanía.

Un proyecto hidroeléctrico, decía Carmona, es un factor exógeno de cambio cultural, capaz de romper los delicados equilibrios entre sociedad, cultura y ambiente.

 

Desarrollo, diversidad étnica y política

La misma interacción biunívoca entre la cultura y la dimensión física, se da también con las dimensiones económica, biótica y política del ambiente. Según este Carmona, en la dimensión política, adquieren especial relevancia las valoraciones de tipo étnico. La adscripción étnica, asegura, se ha convertido en una variable política, que se expresa en la defensa de sus derechos, y búsqueda de respeto y autonomía, frente a las sociedades nacionales. Carmona lo explica de este modo:  “Uno de los soportes básicos de la identidad étnica y cultural, es el de la reivindicación de la existencia política y la lucha por la autonomía. Los ejemplos son innumerables: La idea de ‘minorías étnicas’ en América Latina, viene sustituyéndose por la de ‘pueblos’ bajo la consigna del reconocimiento sociopolítico ante los Estados nacionales”. (Carmona, 1997: 3-12). En el caso de Curré, esta dimensión cultural “étnico – política” del ambiente, no se expresa todavía como una demanda abierta de autonomía política, pero si en lo que ellos llaman exigencia de “respeto”, y que se concretiza en demanda del reconocimiento de las entidades representativas de la comunidad, específicamente la Asociación de Desarrollo, demanda de respeto de su Territorio, cumplimiento de la Ley Indígena y del Convenio 169 de la OIT (“Sobre pueblos indígenas y tribales”). La percepción de que estos aspectos no fueran respetados o fueran puestos en peligro, generaría de inmediato la animadversión y el rechazo de la comunidad y su dirigencia.

Se ha observado que un megaproyecto se constituye en un factor político, capaz de trastocar el acceso a los recursos y las relaciones de poder, tanto en la región afectada, como al interior de las comunidades. La dimensión política de los proyectos hidroeléctricos se hace evidente en dos sentidos: a) con frecuencia, “son planeados por un Estado e implementados como política de desarrollo nacional” y b) a menudo, “provocan modificaciones en el reparto de poder a nivel local y regional” (Molina Ramos, 1993).

En efecto, es posible observar “el proceso político que se activa dentro de las localidades afectadas (…) donde se presentan movilizaciones en pro y/o en contra de la construcción de la presa, se efectúan ciertas alianzas y/o desarrollan conflictos internos en la búsqueda de acceso a los recursos…” Molina Ramos sostiene que aportan nuevos recursos para las regiones y “esto genera cambios en las expectativas de los actores, expresadas en la implementación de objetivos y estrategias para lograrlas, ya sea en beneficio personal o de un grupo determinado. De manera que se van creando alianzas faccionales (…) o bien, generan rupturas al interior de una comunidad, que pueden conducir a enfrentamientos entre su población” (Molina Ramos, 1993: 9)

Virginia Molina Ludy analiza un caso realmente dramático de perturbación social generada por el manejo politizado y no planificado de la variable social de un proyecto hidroeléctrico en La Angostura, Chiapas, construido en la década de los sesenta. Hace énfasis en el hecho de que la presencia de grandes presupuestos, acelera procesos sociales preexistentes, pudiendo provocar verdaderas confrontaciones, especialmente si no existe un programa de desarrollo planificado e integral de la región. En el caso que analiza se da un manejo político y de intereses económicos; se exacerban las luchas de poder; algunos individuos manipulan la situación en su beneficio afectando a grupos débiles; hay interferencia de individuos de la región que no son de la zona de impacto, se da tráfico de influencias y exceso de poder en individuos que sirven de contactos para la negociación; las indemnizaciones se determinan con criterios económicos y políticos, no sociales. Se hace evidente un tipo de diferenciación negativa de etnias y clases. Finalmente el manejo indebido del aspecto social del proyecto, provocó división, enfrentamiento y violencia física (asesinato) entre quienes reivindicaban derechos y compensaciones (Molina Ludy, 1988).

En conclusión, es nuestro interés aquí, subrayar la importancia de profundizar en el conocimiento del contexto histórico y social de la región en la que se planea construir un proyecto de desarrollo, así como contar con una estrategia adecuada de acercamiento a los actores sociales de dicha región, en función de sus diferencias y sus especificidades étnicas y culturales. Esta información no debería convertirse en un folleto de trámite, sino que debería ser manejada interdisciplinariamente por todos los actores sociales que promueven un proyecto.

 

 

Interacción ICE – Curré

Descripción y análisis del proceso.
Marzo 1999 a mayo 2001

 

“Pero la mera posibilidad de ver construido el embalse, (…) tiende a actuar como catalizador de conflictos y de agravar los problemas existentes”.

Estudio Ecológico del Proyecto Boruca.
Centro Científico Tropical, 1975.

 

En las siguientes páginas se describe y analiza el proceso experimentado por Curré desde inicios de 1999, cuando se entera que ha resucitado el P. H. Boruca, hasta finales de mayo del 2001, momento en que finaliza esta investigación. Para esta comunidad, este es uno de los momentos más intensos de su historia reciente, no solo por la posibilidad de una eventual reubicación e inundación de su territorio, sino por los conflictos internos y externos suscitados en torno al Proyecto. Durante este período, la relación de Curré con el ICE, ha tenido dos fases. La primera fue de “trato no diferenciado”: el ICE se comunica con Curré sin diferenciarlo del resto de las comunidades de la región. En este primer acercamiento, que va de principios de 1999 a agosto del 2000, Curré reiteradamente se queja de que el ICE no establece una relación directa y “respetuosa” con la Asociación de Desarrollo (ADI), entidad legalmente representativa de la comunidad, según la Ley Indígena. La segunda fase, en cambio, fue de “trato diferenciado”. El ICE presta atención particular a la comunidad, caracterizada por un intercambio de cartas y reuniones mensuales en Curré. Se inicia una relación directa con la comunidad, pero como se verá, una serie de factores incubados en la primera fase entraban los resultados, propiciando un estancamiento de la relación ICE – Curré, evidente al término de la presente investigación.

 

Primera fase de interacción ICE – Curré

El trato no diferenciado.

Se extiende de principios de 1999 hasta agosto del 2000. Durante este largo periodo, no se percibe por parte del ICE, una estrategia de acercamiento específico a la comunidad de Curré, concebida desde una perspectiva de su particularidad étnica. Por el contrario, Curré es convocado a reuniones regionales, donde tienen un papel destacado otros actores, indígenas y no indígenas, en ocasiones antagónicos a los intereses y visión de mundo de este grupo étnico. Este aspecto llama la atención, especialmente si se considera que Curré sería la comunidad indígena de mayor afectación del P. H. Boruca y que se trata de una cabecera de Territorio. Durante esta fase, un grupo de indígenas coincidentes con las posiciones de los “blancos” de la región, intensifica sus ataques contra la Asociación de Desarrollo, órgano representativo de la comunidad étnica. El periodo culmina con un alto grado de confrontación interna en la comunidad y un punto máximo de desconfianza y oposición de la comunidad al Proyecto Hidroeléctrico Boruca.

El primer contacto formal del ICE con representantes de las comunidades indígenas de la región, (Maíz, Chánguena, Puerto Nuevo, Lagarto, Ceibo, etc.) tiene lugar el 25 de marzo de 1999, mediante una reunión que se lleva a cabo en el local de Aradikes (Buenos Aires). No obstante, es a través de los “blancos” de la región, interesados en la venta de sus tierras, y de indígenas afines a estos, que se entera Curré inicialmente de que ha sido retomada la idea de construir el P. H. Boruca.  Son estos grupos los primeros en manifestarse y en pretender una posición de Curré con respecto al proyecto. Este es un período de mucha efervescencia en la región, con relación al Proyecto. Hay reuniones en diferentes sitios. Diversos grupos de interés generan expectativas y construyen su propia visión acerca del proyecto. Se especula en torno a negocios, compra y venta de tierras, etc. Fuera de Curré, algunos hablan de los posibles negocios alrededor de “la charca”, como escuché decir a un vecino de Potrero Grande, para referirse al embalse. En la comunidad no indígena de Potrero Grande, se constituye un comité al que sus integrantes denominan “Asociación de Defensa y Desarrollo de las comunidades afectadas por el PH Boruca”. Curré es invitado a integrarse a este grupo de presión, pero se abstiene, porque considera que siendo una comunidad indígena, existe una legislación que la ampara, y posee un estatus diferente, como Territorio y como pueblo indígena, y no es por esta vía que debe canalizar sus planteamientos. Desde su perspectiva, los intereses de este sector de “afectados” son contrapuestos e incluso antagónicos a los suyos, porque “los blancos de la Reserva de Curré, al estar ilegalmente en un Territorio Indígena, se van a buscar apoyo en la Asociación de Potrero Grande” (Daniel Leiva, Testimonio Oral No. 23)

A mediados de julio, transcurridos cinco meses del primer contacto con el ICE, tres miembros de la Asociación de Desarrollo de Curré, fueron invitados, junto con representantes de otros Territorios Indígenas de la región, a viajar a Arenal, para conocer la experiencia de reubicación realizada por la empresa eléctrica en los años setenta. La convocatoria fue hecha por la Conai. Fueron también invitados tres miembros del Grupo de Oposición a la ADI, que los curreseños perciben como vinculados a los intereses de los no indígenas en la región (Humberto Mora, Testimonio oral No. 8).

Durante estos meses, hasta Curré empiezan a llegar rumores acerca de posibles sitios previstos para su reubicación: unos dicen que serán trasladados a Tierras Morenas, por Coto Brus. Otros que a Laurel en Puerto Jiménez, e incluso hay quienes aseguran que se comprarán terrenos de la transnacional frutera Pindeco, para alojar a Curré. Estas especulaciones, que vienen de aquí y de allá, causan zozobra e indisposición en la comunidad. Curré considera que, sin su consentimiento, se están tejiendo los hilos de su futuro, y se están tomando decisiones que competen únicamente a Curré, y asegura que el ICE no ha entrado en una negociación respetuosa y directa con la comunidad y sus representantes, designados por la comunidad en la Asociación de Desarrollo. En consecuencia se empieza a cultivar un sentimiento de malestar en la población de Curré. El 12 de setiembre del 2000, la CONAI convoca a una reunión en Curré, con la presencia de personeros del ICE, CONAI, indígenas de la región afines al proyecto y terratenientes no indígenas. Llama la atención que al relatar este hecho, el presidente de la Asociación de Desarrollo de Curré dice “vino conai con sus ganaderos…” (Daniel Leiva, Testimonio Oral No. 23). La frase revela, entre otras cosas, una percepción de Conai, por parte de la dirigencia de Curré, como una entidad que no responde a los intereses de los indígenas. En esa ocasión, se habla de realizar una segunda reunión que sería el 10 de octubre.

 

Curré cierra sus puertas.

Se abre una discusión dentro de la comunidad indígena. Al decir de los curreseños, en la reunión de setiembre hubo mucha presión de parte de los no indígenas afincados en Curré, por conocer la actitud de la ADI, CONAI y el ICE, con relación a la venta de “sus” tierras en la “Reserva”. “Querían el aval de Curré, querían promover acciones de reubicación y el pago de las tierras” (Daniel Leiva). Miembros de la comunidad acuden a la Asociación de Desarrollo manifestando que no están de acuerdo con la celebración de estas reuniones en el Territorio Indígena y argumentan que no es lógico permitir que grupos que la comunidad considera antagónicos, se reúnan en Curré y discutan en la localidad aspectos que pueden repercutir negativamente sobre el futuro de la etnia. Temen que las reuniones en su territorio, puedan servir para justificar la construcción de la represa y la reubicación de la comunidad. Curré llega a la conclusión de que no se está tratando su caso con la especificidad que merece su estatus de pueblo y Territorio Indígena. Es así como, aquel 10 de octubre de 1999, cuando los diferentes sectores de la región se dan cita en Curré, encuentran el Salón Comunal bajo candado y un rótulo que dice que no se abrirá, porque el local no fue debidamente solicitado a la Asociación de Desarrollo.

El inesperado acto de cerrar el Salón Comunal causa no poca irritación en algunos sectores. Para los no indígenas que viven en Curré, resulta difícil comprender por qué los curreseños se niegan a abrir un salón comunal que, dicen ellos, es para todo el pueblo.

 

Resulta que, usted sabe que  la comunal es para las reuniones, y el hombre dijo que, que no daba permiso. Diay esto es de aquí del pueblo. Y es de la Asociación. (…)Entonces, todo eso se opuso… Que él, yo no sé verdad, según entiendo yo, aquí hay gente, como que yo veo que… Como que ellos no quieren (el proyecto).

No indígena residente en Curré.
Testimonio Oral No. 6.

 

Pero no solo los blancos afincados en Curré se desconciertan ante esta decisión de la ADI. De acuerdo con este mismo testimonio, algunos funcionarios de CONAI, también se molestan e incluso expresan, airadamente, su intención de buscar medios “legales” para “hacer desaparecer” a los actuales líderes indígenas de la Asociación de Desarrollo:

 

Vino una señora de la CONAI, (…) entonces a mí me preguntó, porque yo estaba guiando a la gente que fueran a la reunión, pero a Lagarto, porque aquí no se había podido hacer, porque el hombre de la Asociación había pedido que, que no hicieran, no hicieran la reunión aquí. Entonces ella fue y dijo que no, que eso no podía ser así, que eso (el Salón Comunal) era para el pueblo. Cualquier reunión era ahí donde había que hacerla. Entonces fue y cogió el papel, cogió el papel y lo envolvió, y se lo llevó a la reunión (a Lagarto). Allá lo presentó, para ver, cómo ese hombre, pues, legalmente lo vamos a… vamos a ver cómo lo hacemos desaparecer. Porque es un hombre que se mete en cosas que no tiene que meterse…

No indígena residente en Curré.
Testimonio Oral No. 6

 

En realidad, el Salón Comunal, es la sede de la Asociación de Desarrollo, órgano representativo de la comunidad indígena. El acto de la ADI, puede ser interpretado como un llamado de la comunidad de Curré en procura de respeto a su especificidad étnica. Días antes de tomar esta decisión, los curreseños habían mandado una carta al Presidente Ejecutivo del ICE, Ing. Rafael Sequeira, en donde planteaban su posición. La carta tiene fecha 7 de setiembre de 1999 y dice:

 

Nos hemos enterado por terceros, que al parecer se está planeando una reunión con funcionarios del ICE en la Reserva Indígena de Curré, para referirse a asuntos vinculados con el Proyecto Boruca, sin que se haya informado a las entidades que representan a la Comunidad Indígena.

Queremos expresar nuestra enérgica protesta por esta situación, que violenta las leyes establecidas al respecto. Como usted ha de saber, la Ley Indígena determina que la Asociación de Desarrollo Integral (ADI) es la autoridad local en las Reservas Indígenas y es a esta asociación y a ninguna otra, a la que corresponde representar los intereses de la comunidad y la reserva de Curré.

En adición a lo anterior, el Convenio 169 de la OIT, suscrito por la República de Costa Rica, estipula que el gobierno deberá consultar con las comunidades indígenas la realización de todo evento que las afecte.

De manera que toda actividad que se realice en la Reserva de Curré, sin consulta previa, ni aprobación de esta Asociación, está violando las leyes vigentes, por lo que esperamos de usted la pronta normalización de esta situación que irrespeta a las comunidades indígenas del país.

La Comunidad de Curré y la Asociación de Desarrollo de esta comunidad, estamos en la mejor disposición de conocer la información que sea necesaria, siempre y cuando se haga por los canales adecuados.

Tomado de Archivo ADI Curré

 

Polarización y lucha interna

Pero la situación interna de la comunidad de Curré se complica más. Al parecer algunos toman muy en serio aquello de desaparecer “legalmente” a la ADI Curré, y el 13 de octubre, tan solo tres días después del cierre del Salón Comunal, el Grupo Opositor presenta una denuncia contra la Junta Directiva de la Adi, por el cierre del Salón y por supuestos malos manejos. Tras una indagación, en noviembre de ese año, DINADECO dictó una resolución favorable a la Junta Directiva, en la que se eximía a sus miembros de los cargos. Pero el 23 de diciembre de ese mismo año (1999), el mismo grupo vuelve a plantear otra denuncia contra la Directiva de la ADI, esta vez cuestionando la elección de sus miembros, celebrada varios días antes. En esta oportunidad la Junta Directiva vuelve a salir libre de cargos, pero mientras tanto, la Asociación de Desarrollo, órgano representativo de la Comunidad de Curré, según la Ley Indígena y su Reglamento, estuvo paralizada por cinco largos meses, desde el 23 de diciembre hasta mediados del mes de mayo del 2000. En otras palabras, la comunidad de Curré estuvo sin representación jurídica, durante varios meses, en un momento tan delicado de su historia, en que se debatía la eventual construcción de una represa que anegaría su territorio. Durante este periodo muchos curreseños temen que se pretenda desestabilizar la ADI, o tomar su control, para doblegar a Curré en su oposición al Proyecto.

Tal y como se desprende de los testimonios orales que hemos recopilado, existe en Curré la opinión muy generalizada, de que este grupo de oposición mantiene nexos con “los blancos” de la región, quienes tienen manifiesto interés en la construcción de la represa:

 

Pero no estoy de acuerdo que (en ese conflicto) tenga que estar metido un indio (junto) con un blanco ¿Qué hace un indio dándole ideas a un blanco?

… Se reúnen en una casa y comienzan a decirles: hagan tal cosa, mire esto. Y viene un blanco y les dice, miren, ustedes tienen que hacer esto… Entonces vienen a la comunidad a pelear con la Asociación. ¡Eso es lo que yo no quiero!

… que aquí atrás no tenga que haber nadie, que sea indio, que te esté apoyando.

Testimonio Oral No. 22

 

Se trata de un grupo pequeño, pero con mucha influencia y contactos fuera de Curré. Tras un largo y desgastante proceso de lucha interna, este grupo fue finalmente desafiliado de la Asociación de Desarrollo Integral el 20 de agosto del 2000, por decisión unánime de los asambleístas (Observación Personal). Esto significó la consolidación de los sectores de la comunidad que lideran la defensa de la continuidad étnica en Curré y se oponen a la construcción de P. H. Boruca (Aspectos de la pugna entre ambos grupos se consignan el Capítulo V. Las posiciones ideológicas se analizan en el Capítulo IX).

Esta pugna interna caracteriza la primera fase de la relación ICE – Curré. El análisis de la confrontación da elementos para comprender la situación interna de Curré desde una perspectiva política: el enfrentamiento puso a prueba las estructuras comunales de poder, pero el triunfo de los sectores que han venido dominando la ADI, les consolida en esa posición. El apoyo de la comunidad a la Junta Directiva de la ADI, y la expulsión del Grupo Opositor, es una toma de partido de la comunidad en respaldo a  sus líderes, cuya posición es de lucha por la continuidad étnica y de oposición al Proyecto Hidroeléctrico.

Ciertamente se empieza a perfilar un cambio. En efecto, a inicios del 2000 no existía aún una clara acción organizativa de Curré frente al Proyecto. La asociación estaba impugnada. Los líderes de la ADI no veían todavía una clara disposición de apoyo en la comunidad. Sin embargo dos hechos contribuyeron a cambiar las cosas, y a radicalizar la posición de la población. Estos fueron, una publicación periodística que, sin consulta previa a la comunidad, daba por un hecho la construcción del proyecto hidroeléctrico Boruca, y la otra, la decisión del recién constituido “Grupo de Mujeres con Espíritu de Lucha” de abrazar la causa de oposición al Proyecto.

 

Publicación de La Nación, 21 mayo 2000

Aquella mañana de domingo, se agotaron muy temprano todos los ejemplares del periódico La Nación, que se vende en la tiendita de doña Cruz y don Cristino. Y no era para menos. El contenido de la noticia estaba cargado de aspectos preocupantes para la comunidad. “El ICE retoma Boruca. Gran planta estará lista en el 2010”, decían los titulares del más importante rotativo del país, ilustrado con fotografía a colores y en primera plana, de dos tuneleros perforando las entrañas de la montaña. El texto no explicaba, más bien “retumbaba”, así:

 

La detonación de explosivos moledores de macizos rocosos ha interrumpido la tranquilidad, que se encierra en aquellos montes; las monótonas aguas del río grande de Térraba son observadas con sofisticada tecnología y funcionarios del Instituto Costarricense de electricidad (ICE) miden, valoran y analizan.

La Nación, 21/5/ 2000, pág. 4 A

 

Se han retomado estudios. Se han excavado galerías para determinar las condiciones geológicas y geotécnicas. Se contratará a un consultor externo para refrendar los resultados obtenidos. Y además, aseguraba el diario, se sostienen intensas negociaciones con los habitantes de más de 10 poblados que serán reubicados, porque forman parte de las 25.000 hectáreas que se inundarán. El texto no está escrito en modo potencial, sino en modo indicativo y afirmativo. No dejaba lugar a dudas:  “Serán reubicados…”

La noticia dice que, “aunque no combaten la construcción de la gran represa hidroeléctrica, las comunidades afectadas condicionan la aprobación del proyecto al cumplimiento de condiciones específicas” (La Nación, 21/5/2000, pág. 4 A) Los curreseños quedan estupefactos. Ellos no solo están en contra de la represa, sino que no han sido consultados. Aunque quizá no todos comprendan bien de qué se trata, algunos repiten en su discurso, que no se está respetando el Convenio 169 de la OIT, firmado por la República de Costa Rica, y que exige la consulta a las comunidades indígenas para la ejecución de un proyecto de tal naturaleza. El periódico informa acerca de la posición de personas de la comunidad de Potrero Grande, principal afectado no indígena, cuya preocupación, al parecer, gira en torno al tema de la valoración e indemnización de las tierras:

 

“Edwin González, presidente de la Asociación para la defensa de las Comunidades Afectadas por el Proyecto Boruca, manifestó que el ICE  tendrá que indemnizar con montos y plazos razonables por la expropiación de las tierras…”

La Nación, 21/5/ 2000, pág. 4 A

 

Entre los sitios afectados, afirma el periódico, están Lagarto, Rey Curré, Brujo, Térraba, Jabillo, Potrero Grande, Chánguena, las Vueltas, Macho Monte, Bomba de Cedro, Guadalupe, Platanillal, Colepato, Paso Real y la Florida. El nombre de Curré, principal comunidad indígena afectada, cabecera de Territorio y una de las más numerosas, aparece mencionado entre 15 nombres más, sin ninguna referencia a su especificidad, ni respecto a su oposición al proyecto, ni respecto a su identidad indígena. Pero lo más sorprendente: En el mapa de la región que acompaña al artículo, ¡no aparece Curré…¡

Se genera pánico e indignación ante las aseveraciones del artículo. No aparece Curré en el mapa, se da más peso a Potrero Grande. Se da a entender que existe anuencia de las comunidades.

 

Cambio de Rumbo

El 23 de Junio del 2. 000 se realiza una reunión ICE – Curré, convocada por la comunidad según asegura, Daniel Leiva, para externar el malestar causado por la por la publicación del 21 de mayo. Están presentes representantes de las comunidades de Boruca y Térraba, representantes de la Defensoría de los Habitantes y estudiantes de la Universidad de Costa Rica. Testimonios diversos indican que el ambiente fue bastante tenso.

El 11 de julio del 2000 tiene lugar la publicación de una carta enviada por las mujeres de la Comunidad de Curré al periódico La Nación, apelando al derecho de respuesta. En ella expresan su oposición a la construcción del Proyecto Hidroeléctrico Boruca. En esa nota las mujeres aseguran que el artículo del diario, sugiere su “disponibilidad y el conformismo para abandonar nuestras tierras” y es por eso que quieren dejar patente que:

 

Quizá por disposiciones ajenas debamos abandonar estas tierras pero dejamos claro que no es cierto que estamos dispuestos a abandonar nuestras tierras, ya que aquí se encuentra nuestra raíz cultural. Más bien, lucharemos hasta lo último en defensa de nuestro derechos.

“Indígenas y el Proyecto Boruca”.
Derecho de Respuesta. La Nación. 11/07/00
Tomado del original. Archivo ADI Curré.

 

Pareciera que este hito contribuyó a generar un cambio de orientación en la relación ICE – Curré. Esta modesta carta, no muy visible por cierto dentro de la diagramación del Diario, publicada por apelación al derecho de respuesta, puso al tanto a la opinión nacional, de que no era cierto que Curré estuviera de acuerdo con el Proyecto. Más aún, hizo ver que había una disposición de oponerse y manifestarse. Por medio de esta carta, la comunidad de Curré expresaba su “No al proyecto” y lo había hecho público. Al parecer este hecho contribuyó a que el ICE prestara una atención más específica a la comunidad de Curré. El 25 de agosto del 2. 000 tiene lugar una reunión en el Salón Comunal de Curré, esta vez a petición del ICE, que se había preocupado por las declaraciones públicas del “Grupo de Mujeres con Espíritu de Lucha”. Ahora es el ICE quien convoca a Curré y propone que se haga una reunión con la comunidad todos los terceros jueves de cada mes. Con esto se inicia un cambio en la relación ICE – Curré. Anteriormente a esta fecha, el ICE reunía a Curré junto con otros actores de la región, algunos de ellos portadores de intereses antagónicos a los de la comunidad. Ahora, al parecer, el ICE empieza a descubrir la especificidad de Curré y a ofrecer un tratamiento diferenciado. Aparentemente, también a partir de este momento, se le da a la Asociación de Desarrollo el estatus de interlocutor y representante de la comunidad indígena, tal y como establece la Ley Indígena y su Reglamento.

En esta reunión, (25/8/00) los indígenas de Curré dan un paso adelante, porque inesperadamente, aportan al ICE un documento que contiene los lineamientos para que ambos puedan definir su relación. Este documento, que se analizará más adelante, lleva por nombre “Propuesta para crear las bases de un estudio que defina las relaciones entre las comunidades indígenas que eventualmente sean afectadas por la construcción de la represa hidroeléctrica Boruca, y la entidad estatal encargada de dicho megaproyecto”.

Termina así la primera fase de la relación ICE – Curré y se pasa a una segunda fase. Sin embargo vemos que se ha empezado a dar un cambio al interior de la comunidad: hay más radicalización y organización en contra del Proyecto. Ha surgido un Grupo de Mujeres que no existía antes y que encuentra en el enfrentamiento al Proyecto Hidroeléctrico una razón de ser y una legitimación ante la comunidad (La génesis de este grupo se describe en el Capítulo V). Se observa la consolidación de la Asociación de Desarrollo frente a los adversarios internos. Durante el periodo previo al 25 de agosto del 2000, el ambiente en Curré había sido de incertidumbre y desconcierto, pero también de apatía: no había una clara línea de lucha. Los curreseños se sentían solos. Recuerdo un día en que don Daniel Leiva, presidente de la ADI y líder de la comunidad me expresó abatido, “siento que mi pueblo está enfermo”.[4] El hecho de tener paralizada la ADI, impugnada durante cinco meses, generaba un vacío de liderazgo y de acción. Los miembros de la Junta Directiva, sin un mandato claro de parte de la comunidad, no se sentían suficientemente legitimados para actuar. Intentan crear un grupo de resistencia cercano a la Junta de Educación, pero este no logra coherencia. Es entonces cuando surge el “Grupo de Mujeres con Espíritu de Lucha” y la comunidad empieza a sentir el apoyo externo que recibe este grupo, al tiempo que se normaliza la situación legal de la ADI. La conjunción de estos elementos permite que la comunidad obtenga un nuevo aliento.

Sin embargo, todavía no se percibe de parte del ICE, una visión étnica del problema. Se evidencia desconocimiento de la especificidad étnica de Curré. Prueba de ello es que en esta primera fase no se establece una relación directa con la Asociación de Desarrollo, circunstancia que es interpretada por la comunidad como “falta de respeto”. A ello se suma el hecho de que el ICE, todavía no tiene un proyecto suficientemente maduro, lo que le impide ofrecer respuestas claras a las preguntas urgentes que la comunidad plantea en torno a su futuro. Los requerimientos reiterados de información acerca de su futuro, son evidencia de la ansiedad que la comunidad viene experimentando.  Lo cierto es que, en efecto, los acontecimientos obligan a entrar en una nueva fase de relación directa ICE – Curré, que analizaremos enseguida.

 

 

Segunda fase de interacción ICE – Curré

Del 25 de agosto 2000 a finales de mayo 2001.

Cartas y reuniones. Curré ya no está solo.

El 25 de agosto del 2000 el ICE solicita una reunión a Curré, preocupado por las declaraciones de oposición al Proyecto Boruca externadas por el Grupo de Mujeres con Espíritu de Lucha, en carta publicada el 11 de julio por el periódico la Nación. A partir de esa fecha, se producen algunos cambios en la relación ICE – Curré. El ICE evidencia un cambio de estrategia en su acercamiento a la comunidad indígena y empieza a interactuar en forma directa con la ADI, prescindiendo de la presencia de CONAI y de otros actores sociales de la región. Varios aspectos van a caracterizar esta segunda fase: Se inicia un intercambio epistolar ICE – Curré. El contenido de estas cartas, que analizaremos más adelante, es de alto nivel y refleja las posiciones y preocupaciones de ambos sectores. También en esta fecha se inicia un ciclo de reuniones mensuales del ICE con la comunidad. A medida que transcurre este periodo, se constata el incremento de la solidaridad y participación activa de una serie de grupos, que intervienen dando apoyo a Curré y un aumento de la divulgación del asunto a nivel nacional e internacional. Se da un cierto protagonismo de Curré, impulsado por los medios de comunicación, medios de comunicación electrónica y grupos de apoyo. Al final del periodo se llega a un estancamiento de las relaciones ICE – Curré, y se evidencia una especie de revitalización de la identidad étnica de Curré, como resultado del enfrentamiento interétnico que caracteriza el proceso. Analizaremos estos aspectos con detenimiento.

 

Cartas van y cartas vienen.

Durante esta fase se da un intercambio de cartas que contienen ideas y propuestas que pasamos a analizar:

La propuesta de Curré:

En la reunión del 25 de agosto del 2000, los curreseños entregaron una propuesta, que pretende establecer las condiciones para un diálogo ordenado y respetuoso. Este documento se denomina “Propuesta para crear las bases de un estudio que defina las relaciones entre las comunidades indígenas que eventualmente sean afectadas por la construcción del proyecto hidroeléctrico Boruca y la entidad estatal responsable de dicho megaproyecto.” Los objetivos de la propuesta son “crear un sistema que permita que ambas partes establezcan el modo como definirán sus relaciones en esta y otras fases del proyecto”. El fundamento jurídico es el convenio 169 de OIT, y en él se basa para demandar respeto a la propiedad de los territorios, información a los afectados y aplicación del principio de consulta. El documento inicia con un reclamo. Sostiene que las comunidades ya están siendo golpeadas por afectaciones del proyecto, lo que incluye presiones sobre la tierra y usurpaciones, organización de grupos de no indígenas para la eventual explotación del gran lago, etc.  Seguidamente proponen:

 

“Que el ICE reconozca (…) a las Asociaciones de Desarrollo Integral de los territorios…” y aquellas organizaciones indígenas que avaladas por aquella entidad y la comunidad indígena de cada zona, integren el denominado “sector indígena”.

Que el ICE proporcione al sector indígena la información general acerca de las fases que implica el proyecto hidroeléctrico de Boruca.

Que cada parte redacte bases del proceso de consulta, o bien, el ICE estudie las que proponga el sector indígena.

Que las diferencias se discutan en reuniones técnicas hasta que surja un documento que sirva de base legítima y obligatoria para llevar a cabo los procesos de consulta a la comunidad.

 

Con este documento, es la comunidad indígena la que toma la iniciativa y plantea la necesidad de “marcar la cancha”. El escrito no hace referencia directa al hecho de que, de acuerdo a su percepción, el ICE venía “comunicándose” con otros actores y dejando de lado a la ADI Curré, en su carácter de representación oficial de la comunidad indígena; sin embargo, esta preocupación se recoge de manera propositiva en el primer punto, cuando condiciona al ICE a reconocer a las Asociaciones de Desarrollo Integral de los Territorios.

 

Contrapropuesta del ICE.

Como respuesta a la comunidad de Curré, (21 setiembre del 2 000), el ICE expresa su complacencia por “iniciar un proceso que contribuya a definir los mecanismos de comunicación entre el ICE y las organizaciones que legalmente representan los intereses de los pueblos indígenas en la zona”. (Dieciocho meses después del primer contacto del ICE con actores de la región, el inicio del proceso de comunicación formal con las organizaciones representativas de los Territorios Indígenas afectados y en particular con la ADI Curré, luce tardío). Seguidamente, la nota ofrece una contrapropuesta y sugiere la formación de una comisión que rinda un informe detallado de acciones y forma de ejecución de las mismas, al ICE y a la comunidad de Rey Curré, a través de la Asociación de Desarrollo Integral Indígena. Sugiere que la Comisión se conforme por tres funcionarios del ICE y dos asesores, y tres delegados de la Asociación de Desarrollo Integral Indígena de Rey Curré, con dos asesores. Las tareas de la Comisión serán fijar el programa de acciones a desarrollar y elaborar la propuesta para implementar un proceso de consulta a la comunidad. Los productos de esta comisión, más los productos de una “comisión de expertos en aspectos jurídicos”, servirán para la formación de “grupos de negociación”.

 

Curré enuncia condiciones y principios.

En una segunda nota al ICE (9 de octubre del 2 000), Curré acepta la contrapropuesta del ICE (conformar una comisión) al tiempo que expone una serie de condiciones y principios, dignos de un profundo análisis. El documento sostiene que:

  1. El ICE no ha instado un mecanismo claro y sistemático que asegure una información fluida y de buena fe, hacia las comunidades indígenas. (…) Aseguran que la institución no consideraba a los pobladores indígenas entidades de referencia en lo concerniente a este proyecto, y agregan: “Esta situación debe ser expresamente aceptada por ustedes y así esperamos que lo hagan en vista de que las autoridades del ICE no las puedan refutar”.
  2. Una serie de aspectos derivados de la reactivación del Proyecto, están afectando actualmente la vida de las comunidades. (…) Pero a pesar de eso, en casi dos años de acciones en la región, “no nos hemos enterado de lo que en realidad el ICE quiere hacer con nuestras vidas”.[5]  Nuevamente demandan que el ICE acepte esto públicamente
  3. Reclaman el derecho a ser informados y a objetar aquello que consideren que les afecta.
  4. Rechazan la idea del ICE de exponer a las comunidades el resultado del trabajo de sus abogados. “Se considera inadmisible que lleve a cabo informaciones a las comunidades acerca de la interpretación jurídica que hagan sus abogados de los derechos indígenas, en caso de que estos contravengan los criterios que sostenemos las comunidades – en razón de las asesorías jurídicas con que contamos”.
  5. Finalmente, Curré acepta el planteamiento del ICE, de crear una comisión con dos equipos de tres representantes y dos asesores, siempre y cuando la comunidad indígena llegue a tener las posibilidades de contratar la asesoría necesaria.

 

Esta nota concluye con una referencia a la “ignorancia histórica” de que han sido objeto los pueblos indios y manifiesta la “responsabilidad de enfrentar a los megaproyectos que tienen como objetivo esencial modificar la manera de relacionarnos con nuestro entorno”.

 

Comentarios a las cartas.

Con su nota del 25 de Agosto, la Asociación de Desarrollo de Curré da un paso importante, y asume un papel más propositivo que el ICE, cuando plantea un mecanismo para sentar las bases de una relación entre la empresa eléctrica y las comunidades indígenas. Hasta ese momento el ICE no había logrado establecer una relación directa con la comunidad indígena, y se había limitado a dar información general sobre el proyecto, sin ofrecer una propuesta concreta a Curré acerca del futuro de la comunidad. La ausencia de una imagen de futuro en el planteamiento del ICE, se convierte en uno de las mayores fuentes de incertidumbre y resistencia al proyecto. Pese a ello, observamos que en esta nota, Curré no rechaza el proyecto hidroeléctrico o la reubicación, sino que propone un procedimiento para crear las bases de una eventual consulta, al tiempo que demanda información. La respuesta del ICE, (21 setiembre) es otro paso importante que busca la sistematización y operacionalización de las acciones con miras a la consulta: el ICE propone crear una comisión que ejecute las acciones. La segunda carta de Curré, a dos meses de la primera es mucho más crítica que aquella y hace planteamientos de fondo, en torno a lo que ha sido la relación ICE – Curré. Esta nota plantea posiciones étnicas y políticas: declara que el ICE no ha considerado a los indígenas como entidades de referencia en lo concerniente al proyecto. La entidad no les ha enterado de lo que en realidad quiere hacer con sus vidas. Demanda que el ICE acepte públicamente esta situación. Piden ser informados y poder para objetar aquello que les afecte y se refieren finalmente a la ignorancia histórica de que los pueblos indios han sido objeto. En lo operativo postulan el concepto de comunidad indígena como entidad decisoria. Rechazan que los abogados del ICE expongan sus interpretaciones a las comunidades y aceptan la creación de una comisión, siempre y cuando la comunidad pueda contratar asesores.

Es nuestra percepción que, posteriormente, Curré enfrió su posición inicial (25 de agosto) y redujo las posibilidades de crear una comisión, lo que le conduciría, inexorablemente, hacia la consulta. Nos parece que la propuesta inicial de Curré fue demasiado adelante en el proceso y así lo han visto los curreseños. Con respecto al requerimiento de asesores, planteada en la segunda nota de Curré, cabe mencionar que en efecto, la eventual construcción de una represa ha generado una serie de actividades y requerimientos de información y capacitación en la comunidad, y todo parece apuntar hacia la necesidad no de uno, sino de varios asesores y otros servicios, para que Curré pueda hacerle frente a la demanda de actividad que le genera eventual construcción del Proyecto Hidroeléctrico.

Al tenor de estas cartas, todo indicaba que en efecto, lentamente se iba avanzando hacia un acercamiento entre el ICE y la comunidad de Curré. Sin embargo el clima no llega a ser el adecuado para mejorar la relación. Esto resulta evidente si se observa lo que ocurría en las reuniones mensuales entre el ICE y Curré.

 

Reuniones mensuales ICE – Curré.

Si bien el intercambio epistolar empieza muy propositivo, en el ámbito de las reuniones mensuales del ICE con la comunidad, el proceso es menos fluido y el clima más áspero, hasta que el proceso termina por entrabarse. Todo parece indicar que cuando el ICE finalmente decide sentarse a la mesa con la ADI, no goza ya de credibilidad, las fuerzas internas de Curré han empezado a recomponerse en contra del Proyecto, el Grupo de Mujeres con Espíritu de Lucha se ha estructurado, y los líderes de la ADI, tras un enfrentamiento interno con sectores más afines al Proyecto Hidroeléctrico, han logrado consolidar su posición. A partir del 25 de agosto del 2. 000, se empiezan a dar las reuniones mensuales con el ICE, pero parece que en estas reuniones no se avanza. Algunas de las sesiones son charlas en donde el ICE da a conocer sus estudios técnicos en la región. Tal es el caso de la exposición del “Diagnóstico Social de la Cuenca del Río Grande de Térraba” del 19 de octubre. Pero en ocasiones son enfrentamientos orales, reuniones de desgaste mutuo. No son diálogos sino discursos y diatribas. Más parece que Curré hace catarsis o juega a “los diablitos” con un “toro amarillo”. (Ver Capítulo VII, el Juego Ritual de los Diablitos).

No parece haber credibilidad de parte de la gente de Curré hacia el ICE y la comunidad teme que el ICE maneje dos agendas:

 

“Uno de los principales problemas entre el ICE, la comunidad indígena y los terratenientes ha sido la comunicación y el manejo de información…”

“…el reclamo que hacen la comunidad indígena y los terratenientes de que los funcionarios de la DEPHB dicen cosas diferentes en San José y en Boruca”.

Entrevistas en Semanario Universidad, 9/3/2001, pág. 6

 

La situación para el ICE no es en nada fácil. La institución no tiene todavía un perfil completo del proyecto y no tiene aún una propuesta concreta qué ofrecer a Curré. En palabras del Ing. Hernán Fournier, Director Ejecutivo del Proyecto Boruca:

 

… ellos dicen que no saben dónde los van a trasladar… Es que no estamos en ese momento y eso siempre se lo he dicho a todos. No estamos en el momento de comprar propiedades, y ¿a dónde los vamos a trasladar… ? ¡si estamos empezando el estudio!

En otro momento aclara:

No podíamos concretar nada… ni podemos… porque no teníamos financiación ni dinero. Apenas estamos haciendo el estudio de factibilidad.

Ing. Hernán Fournier. Entrevista Personal 28-5-01

 

Se establece un círculo vicioso, porque lo que para el ICE es información, para Curré no lo es. El ICE aporta resultados de estudios técnicos que realiza. Pero la comunidad espera oír respuestas a preguntas que tienen que ver con su vida y su futuro. Ante la ausencia de tales respuestas o de información de semejante naturaleza, la gente desconfía y siente que el ICE pretende engañarlos, aun cuando el ICE esté entregando la información de la que dispone actualmente. Cuando el ICE asegura que todavía no ha tomado la decisión de hacer el proyecto y que está en los estudios preliminares, la gente no cree, y da por hecho que acciones exploratorias, como los túneles o galerías subterráneas de exploración, son acciones constructivas. Aparte de ello, reclaman que de acuerdo al convenio 169 de la OIT, estas galerías, aunque fueran prospectivas, requieren para su realización una aprobación de la comunidad. En enero del 2001, la situación se complica y se produce una ruptura que lleva la negociación a un punto muerto:

 

“… pero el detonante fue el 19 de enero del 2001. Ese día Fournier se reunió con la comunidad de Curré en el Salón Comunal; pero los pobladores, alrededor de ochenta – se levantaron molestos, lo insultaron y se suspendieron las conversaciones.

Semanario Universidad, 9/3/2001, pág. 6

 

El señor Fournier se refiere a este episodio del siguiente modo:

 

“A raíz de este rompimiento que no esperábamos surgieron insultos para nosotros y personas ajenas a la comunidad tomaron la palabra arengando situaciones fuera de nuestras relaciones claras y de buena fe que hemos tenido; las escuchamos y después nos retiramos”.

Nota ICE – Curré, 2/4/01.

 

Uno de los asuntos que causó malestar en los presentes fue la información aportada por el Sr. Luis Carlos González (ambientalista), acerca de la aprobación de un Decreto Ejecutivo que elimina el pago de los servicios ambientales en la zona del embalse del Proyecto Boruca. (Decreto Ejecutivo 28610 del Ministerio de Ambiente y Energía del 18 de mayo del 2000). Este decreto establece que se deben excluir del pago por servicios ambientales las áreas que cubrirán la posible represa Boruca (Semanario Universidad 9/3/2001 y conversaciones con asistentes a la reunión.)

Después de este hecho se ha dado el intercambio de dos cartas más, pero sin mayor avance en el proceso.  En la carta del 23 de enero del 2001, Curré reitera que está de acuerdo en la conformación de una comisión de trabajo conjunto, pero pide al ICE, “que refrende como ciertos los hechos subrayados en la carta del 9 de octubre, con lo cual reconoceremos una actitud abierta de parte de la entidad, y ello a su vez representará un signo de buena fe en las relaciones con nuestras comunidades”. Estos eran:

 

  • La institución no ha considerado a los pobladores indígenas entidades de referencia en lo concerniente a este proyecto.
  • En estos casi 2 años los indígenas no nos enteramos de lo que en realidad el ICE quiere hacer con nuestras vidas.

 

Como se puede apreciar, son exigencias de índole política y reivindicativa, además de que se hace evidente la necesidad de la comunidad de que se le ofrezca una propuesta concreta que dé respuesta a su incertidumbre ante el Proyecto. Se repiten las solicitudes ya planteadas en nota del 9 de octubre, en lo referente a las acciones en su Territorio, las indagaciones jurídicas del ICE y la necesidad de contratar asesores por parte de la comunidad.  El ICE responde el 2 de abril del 2001. En su nota se trasluce el deseo de dejar en claro su esfuerzo por comunicar a Curré la información de que dispone:

 

“…hemos informado de lo que se va a hacer y lo que se está haciendo, como en su momento se hizo con la encuesta socioeconómica que ya se les explicó y se les dio el informe. Igualmente sobre lo que involucra un proyecto, incluyendo el cronograma de actividades que ya se les explicó y se les entregó el texto, o sobre la flora y la fauna que según lo acordado se iba a presentar en la reunión del 19 de enero del 2001 y no se pudo hacer por los hechos ya indicados. Sobre lo ambiental les hemos informado en varias ocasiones que se efectuará en etapas para que todos estemos participando y así lo hicimos ver en la reunión que asistió SETENA a Rey Curré. Al respecto ya se tienen finalizados 6 estudios referente a lo ambiental que dentro del marco de buenas relaciones, se lo deseamos exponer y entregar como siempre ha sido nuestra intención. (Nota ICE – Curré, 2/4/01) 

 

Se percibe la intención del ICE por trasladar a la comunidad los datos de que dispone. (Nos queda sin embargo la percepción de que aún existiendo voluntad del ICE por informar, no es esta la información que desvela a la comunidad, sino aquella que resuelva las preguntas relacionadas al futuro de Curré). La nota del ICE concluye con una reiteración del deseo institucional de conformar una comisión ICE – Curré.

El 22 de febrero el local de Aradikes, en Buenos Aires, sirve de sede para una reunión de conciliación entre el ICE y un grupo de la Comunidad de Curré, pero aunque calificada de “muy provechosa”, el clima que se mantiene es de entrabamiento y agotamiento de ambas partes, según hemos podido comprobar en posteriores entrevistas.

Haciendo un balance, al cabo de esta segunda fase vemos un Curré más consolidado que en la primera. Dentro de los factores que han venido a dar energía a Curré en su enfrentamiento al P. H. Boruca, está el apoyo de grupos solidarios y ONGs, así como también cierto protagonismo alcanzado por la comunidad, como resultado de la divulgación de su lucha, en el ámbito nacional e internacional. Seguidamente nos referiremos a estos aspectos.

 

Nuevos compañeros de viaje, divulgación y protagonismo de Curré

Del 25 de agosto del 2000, fecha en que se inicia la segunda fase en las relaciones ICE – Curré, a mayo del 2001, Curré descubre que no está sola y empieza a recibir señales de apoyo, tanto en el plano nacional como desde fuera del país. Nuevos compañeros de viaje, se han hecho presentes y asesoran a Curré. Se intensifican las relaciones con otras comunidades indígenas de la región y se establecen alianzas con ONG’s y otros grupos culturales y ecologistas. Una serie de personas y organizaciones de dentro y fuera del país se pronuncian en solidaridad con el Manifiesto Indígena, firmado por representantes de varios territorios indígenas de la región. Es de importancia en todo este proceso el uso de paginas de Internet y redes nacionales e internacionales de información indígena. Se publican artículos, se celebran varios foros nacionales y de algún modo, Curré obtiene cierto protagonismo que genera apoyo en algunos sectores.

 

Nuevas muestras de apoyo.

Marzo fue un mes muy activo para Curré, y por esos días en las riberas del Térraba corrían vientos de solidaridad y no negociación. Tico Times informa que el 3 de marzo del 2001, Curré fue escenario de una reunión entre miembros de grupos locales y ecologistas, preocupados por el potencial costo ecológico del llamado Proyecto Hidroeléctrico Boruca, y que más de sesenta personas se reunieron en el Salón Comunal de Rey Curré. El periódico asegura que “tanto para quienes fueron en busca de información, como para quienes fueron a compartir lo que saben, el ánimo no fue de negociar”. El artículo se refiere al apoyo de organizaciones ecologistas de todo el país, y en especial de la Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente (FECON), conformada por cerca de 25 agrupaciones. El discurso de los curreseños luce ahora más beligerante:

 

«Hay leyes que nos protegen; ahora ya no pueden eliminarnos como si fuésemos animales. Quieren despojarnos de lo poco que tenemos, pero estamos preparadas para dar esta lucha»

Luz Elmida Araya, integrante de Mujeres con Espíritu de Lucha, en The Tico Times 9/3/001

 

En el mes de marzo del 2001, se producen varias publicaciones que difunden la perspectiva de Curré. Se trata de periódicos pequeños pero que se proyectan en círculos de intelectuales, académicos, extranjeros y grupos de mujeres. Estos son el artículo “Hidro Dam Opponents Mobilize” de Lauren Wolkoff,  en The Tico Times, (9 de marzo). “El embalse de la Discordia” de Fabiola Pomareda en Semanario Universidad, (9 marzo) y “Mujeres de Rey Curré: no queremos un futuro bajo el agua” también de Pomareda en el Periódico Huella, especializado en temas de género. Este último aparece con fecha de febrero pero se distribuye en marzo del 2001.

Uno de los eventos divulgativos más importantes es la publicación de un “Manifiesto de comunidades indígenas de Costa Rica afectadas por el eventual proyecto hidroeléctrico Boruca, Costa Rica”. Esta publicación se hace en la página Webb del Centro de Desarrollo Indígena (Cedin) y mediante el uso de hojas sueltas. La publicación se inicia el día 14 de marzo. El manifiesto a su vez trae como resultado la solidaridad de otros sectores y organizaciones.

 

Manifiesto de las comunidades indígenas.

El “Manifiesto de las comunidades indígenas” afectadas por el eventual proyecto hidroeléctrico Boruca, se publica el 14 de marzo del 2001, “Día mundial de acción contra las Represas y por los ríos, el agua y la vida», en la página Webb del Centro de Desarrollo Indígena (Cedin)  www.cedin.iwarp.com

Fundamentalmente expone el problema de la inundación de 25. 000 ha y la reubicación de algunas de las comunidades. Cuestiona la realización de exploraciones “sin ningún fundamente legal”, el manejo de la información y el incumplimiento de leyes:

 

“Hasta el momento, el ICE le ha facilitado a las comunidades afectadas, información muy superficial; evitando el acceso a la información escrita, amplia y detallada, sobre las verdaderas consecuencias que sobre ellas tendría el PHB. Con estos hechos, el gobierno está incumpliendo la Ley Indígena (Ley No. 6172 del 29 de noviembre de 1977) y el Convenio sobre los Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes (Ley No. 7316 del 3 de noviembre de 1992) más conocido como Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.).”

 

Los firmantes expresan que el Proyecto Hidroeléctrico se convierte en una amenaza para la continuidad étnica de las comunidades:

 

Nuestra historia, nuestra identidad y nuestra cosmovisión están, desde tiempos inmemoriales, íntimamente ligadas a la tierra, los ríos y a toda manifestación de la naturaleza en nuestros territorios. La separación de nuestros territorios significa para nosotros la muerte, el fin de nuestra historia.

 

Finalmente los firmantes expresan su “absoluta OPOSICION al Proyecto Hidroeléctrico Boruca”. (Mayúsculas del original). El documento hace un llamado de solidaridad nacional e internacional e insta a las entidades financieras nacionales e internacionales a abstenerse de financiar este proyecto.

 

Adhesiones y apoyo.

Curré ya no está solo. El Manifiesto lo firman las Asociaciones de Desarrollo de Curré, Boruca y Cabagra y por Térraba el Consejo Territorial Indígena Teribe. También firma por Curré, el Grupo de Mujeres Indígenas con Espíritu de Lucha y cierra la Mesa Nacional Indígena. Dentro de las entidades que aparecen al pie como “contactos de apoyo” se mencionan Centro para el Desarrollo Indígena (Cedin), Instituto de Estudios de las Tradiciones Sagradas de Abia Yala (IETSAY), Asociación Regional Aborigen del Dikes (ARADIKES),  Mesa Nacional Indígena, Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente, (Fecon), Comités de Vigilancia de Recursos Naturales (Covirena).

El Manifiesto generó a su vez, el apoyo de otras organizaciones y personas dentro y fuera del país. Gracias al Centro para el Desarrollo Indígena (Cedin) tuvimos acceso a algunos de los correos de solidaridad que diversas entidades han enviado a su dirección electrónica. Son casi todas ellas personas vinculadas a organizaciones ecologistas y de solidaridad con los pueblos indios, que quieren adherir al manifiesto de las comunidades indígenas. Figuran en esta lista, entre otros, los siguientes: “Ecologistas en Acción” de España, Society for Threatened Peoples Dptm. Indigenous Peoples, UFADA-UNEXPO, grupo ambiental universitario de Puerto Ordaz Venezuela. De Alemania la “Asociación para la Defensa de los Pueblos Amenazados”, informando que han realizado publicaciones sobre el tema, en ese país. También de Venezuela, indígenas de la Parroquia Indígena Nuestra Señora de Coromoto, dando su apoyo. De Costa Rica escriben miembros de grupos ecologistas como el Proyecto de Investigación Conservación Lapa Verde, estudiantes, activistas que han figurado en las luchas contra la minería y periodistas. Algunos se ofrecen para impartir talleres en la comunidad, otros ofrecen realizar traducciones o diseminar la información sobre el tema en redes, listas y páginas Webb de las diversas organizaciones a nivel mundial, y proponen la realización de campañas nacionales e internacionales. El manifiesto ha sido traducido a varios idiomas y tenemos reportes personales de Brasil, Venezuela y otros sitios.

 

Solidaridad indígena y divulgación electrónica.

En el plano de la solidaridad de los grupos indígenas de la región, cabe mencionar el papel que ha jugado la Asociación Regional Aborigen del Dikes, (ARADIKES), entidad con sede en Buenos Aires de Puntarenas, cuya directiva está conformada por representantes de los seis Territorios Indígenas de la Región, Ujarrás, Salitre, Cabagra, Térraba, Curré y Boruca. Esta organización, ha coordinado una plataforma regional indígena de apoyo a Curré. Más al sur, los guaymíes o ngobes, también ofrecen su solidaridad a la comunidad de Curré. Sabemos que en ocasiones, líderes guaymíes, han tomado de sus recursos, para pagar los pasajes de curreseños que se desplazan a San José, a recibir capacitación sobre problemática ambiental relacionada con el uso de las cuencas de los ríos. (Comentario de Santos Rojas. Encuentro organizado por Fecón, 26-5-2001).

Quizá uno de los acontecimientos presentes en este enfrentamiento Curré – Proyecto Hidroeléctrico, que mejor expresa este momento histórico de inicio de siglo, en que se está produciendo, lo ha sido el papel jugado por la Internet y el correo electrónico en las acciones de resistencia y búsqueda de solidaridad de la comunidad indígena. Sus posiciones se han divulgado mediante las páginas Webb de Aradikes, la página Webb del Centro de Desarrollo Indígena, (CEDIN) www.cedin.iwarp.com y la página de “Diálogos Indígenas”  www.idnetwork.nl/Brunka/esp/. Desde setiembre del 2000, CEDIN inició el envío sistemático de correos electrónicos con información sobre el tema, dirigidos a sectores interesados en esta problemática, académicos, intelectuales, políticos y otros. Vemos que un recurso tecnológico del mundo globalizado, se pone al servicio de los intereses locales, regionales y étnicos, fenómeno que pareciera caracterizar esta época post-moderna.

En esta segunda fase se realizan varios encuentros, y foros profesionales y estudiantiles donde se expone la el pensamiento de Curré, por ejemplo el Encuentro de Grupos Ecologistas en Curré 9/3/01, Simposio Situación Actual del Pueblo Boruca, en el marco del Segundo Congreso sobre Pueblos Indígenas, realizado en la Universidad Estatal a Distancia (18/4/01). Mesa redonda en la Universidad Nacional, (26/04/01), y otros semejantes. Como resultado de todas estas muestras de solidaridad y actividades de proyección y participación, Curré ya no experimenta el mismo grado de soledad que se percibía en la primera fase, se percibe en una posición más sólida y todo parece indicar que se ha producido un fortalecimiento de su identidad étnica. Sus líderes, representantes de grupos de mujeres, y diversas personas de la comunidad, han sido vistos en los periódicos y en televisión, se filman reportajes para la televisión nacional e incluso internacional, (recientemente se hizo un reportaje de Naciones Unidas) y diversas personas y entidades visitan la comunidad. De algún modo Curré ha pasado al protagonismo o al menos así lo han venido sintiendo sus habitantes.

 

Secuencia de eventos en la relación ICE Curré

Marzo de 1. 999 a mayo del 2. 001

Primera fase
3 marzo 1999 Reunión ICE – CONAI
25 de Marzo de 1999 Contacto del ICE con indígenas en ARADIKES
17 y 18 de julio Visita de indígenas a Arenal y Tronadora
12 setiembre del 99 Reunión en Curré programada por CONAI, con presencia de finqueros y ganaderos. Según D. Leiva.
7 de setiembre 1999 Nota de protesta a Ing. Rafael Sequeira Presidente Ejecutivo del ICE. Según Leiva.
10 de octubre 1999 Líderes de la ADI impiden reunión del ICE en Curré, con otros actores de la región, por considerarla contraria a los intereses comunales.
13 de octubre 1999 El Grupo Opositor a la ADI presenta denuncia ante DINADECO contra Junta Directiva de la ADI – Curré.
Noviembre, 1999 DINADECO da resolución favorable a la ADI – Curré.
23 de Diciembre El Grupo Opositor plantea otra denuncia contra Junta Directiva de la ADI – Curré. La ADI se paralizada por cinco meses y la Comunidad queda desprovista de representación jurídica y administrativa.
Mayo del 2000 Se restablece el trabajo de la ADI – Curré.
21 de Mayo 2000 Reportaje de La Nación “El ICE retoma Boruca. Gran planta estará lista en el 2010”. Fuerte reacción en Curré.
23 de junio 2000 Reunión en Curré, a solicitud de la ADI, para pedir explicaciones por la publicación, según Leiva. (Primera reunión en Curré desde setiembre de 1999).
11 de Julio 2000 Publicación de Mujeres de Curré en La Nación, derecho de respuesta rechazando el proyecto y negando la anuencia de Curré.
Termina la Primera Fase

Segunda Fase de la relación ICE – Curré
20 de agosto 2000 Asamblea de la ADI desafilia a los 5 miembros del Grupo Opositor.
25 de agosto 2000 Reunión propiciada por el ICE. Preocupación por declaraciones de mujeres. Se inician reuniones mensuales los terceros jueves. Se inicia intercambio de cartas.
25 de agosto, 2000 Carta de Curré al ICE. Curré da un paso adelante y propone “crear un sistema que permita que ambas partes establezcan el modo como definirán sus relaciones…”
21 setiembre del 2000. Carta de ICE a Curré. El ICE acepta la propuesta de Curré pero propone la creación de una comisión mixta, cuyo propósito será “fijar el programa de acciones a desarrollar y elaborar la propuesta para implementar el proceso de consulta…”
9 Octubre 2000. Carta de Curré a ICE. Curré acepta la contrapropuesta pero pide asesores técnicos. Cuestiona la buena fe del ICE: No se ha considerado a los pobladores indígenas como entidades de referencia en este proyecto. Alude a los efectos que el proyecto está causando desde ya en la comunidad.
19 de enero 2001 Ultima reunión de esta fase, en Curré. Los pobladores, alrededor de ochenta, se levantaron molestos, insultaron y se suspendieron las conversaciones. (Semanario Universidad 09/03/01).
22 de febrero. Reunión en Aradikes, se rompe ciclo de reuniones mensuales en Curré. El clima es de agotamiento.
3 de marzo del 2001 Manifestación en Curré: representantes indígenas y ONG’s, principalmente ecologistas.
9 de marzo del 2001-10-18 Artículos The Tico Times y Semanario Universidad.
14 marzo 2001 “Manifiesto de comunidades indígenas de Costa Rica Afectadas por el eventual P. H. Boruca, Costa Rica”. Amplia divulgación nacional en internacional. Hojas impresas e Internet.
Entrabamiento del proceso.

 

 

Análisis del proceso

A modo de resumen y conclusión.

Un análisis del proceso experimentado por la comunidad de Curré en su relación de treinta meses con el ICE, a propósito de la posible construcción del Proyecto Hidroeléctrico Boruca, permite apreciar dos aspectos. En primera instancia, la ausencia de perspectiva étnica institucional en la relación ICE – Curré, contribuye a que el ICE sea percibido por la comunidad como asociado a los sectores históricamente antagónicos de Curré (blancos e indígenas de oposición), y robustece la oposición de la comunidad respecto al Proyecto Hidroeléctrico. En el ámbito interno de la comunidad, se observa la revitalización de su identidad étnica, por efecto de la confrontación que el Proyecto ha generado en la región.

 

Relación ICE – Curré

Ausencia de perspectiva étnica.

El principal rasgo de la relación ICE – Curré es la ausencia de una perspectiva étnica, lo que se expresa en un escaso reconocimiento de la diversidad y multiculturalidad de los actores sociales de la región, y en la tendencia a homogeneizar las acciones y desconocer las particularidades culturales y legales, contenidas en las demandas de la comunidad de Curré y en su reacción hacia el proceso. La ausencia de una perspectiva étnica lleva al ICE a caer en desaciertos, que conducen la relación ICE – Curré hacia una situación confrontativa, en donde se manifiestan las tensiones interétnicas existentes en la región, y los conflictos internos de la comunidad de Curré. El intento de hacer cambios en la Segunda Fase del proceso, es tardío y los cambios insuficientes. La primera fase fue muy larga, lo que permitió que se incubaran anticuerpos y desconfianzas, se estructuraran grupos de alianzas y grupos de oposición al P.H. Boruca que actuaron en la segunda fase.

 

Características de la Primera Fase de interacción ICE – Curré

Algunos de los aspectos que obstruyeron la relación ICE – Curré durante la primera fase, fueron los siguientes:

 

  • Ausencia institucional de una visión étnica.
  • Homogeneización. Falta un tratamiento diferenciado hacia la comunidad de Curré, en razón de sus particularidades y diferencia culturales, y de sus expectativas y necesidades.
  • Invisibilización. Tardanza en entablar una relación directa con la Asociación de Desarrollo Integral, órgano político y entidad señalada por ley para la representación de la comunidad indígena.
  • Aparente cercanía del Proyecto Hidroeléctrico y los intereses de sectores históricamente antagónicos a la comunidad, a saber, blancos de la región, no indígenas asentados en su Territorio, sectores indígenas de oposición e incluso la conai, entidad estatal que no es considerada como representativa de los intereses indígenas. Esto según la óptica de Curré.
  • Ausencia de una propuesta concreta a Curré, que dotara de una perspectiva de su eventual situación futura a la comunidad.
  • Omisión. No aceptación pública del ICE, respecto a la oposición de Curré al Proyecto Hidroeléctrico Boruca.
  • A lo anterior se suma el hecho de que el proyecto, en sí mismo, es percibido por muchos curreseños como una amenaza a la continuidad étnica de la comunidad. Cap. IX

 

Durante esta fase se produce un recrudecimiento de la campaña en contra de la ADI, efectuada por parte del grupo indígena de oposición a la ADI, percibido como cercano a los intereses de los no indígenas. Estas acciones logran paralizar el trabajo de la ADI, durante 5 meses, lo que contribuye a crear en la comunidad un clima desconfianza en la comunidad.

 

Características de la Segunda Fase de interacción ICE – Curré

Durante la segunda fase, el ICE intenta establecer una relación directa con Curré, pero ya es tarde, porque:

 

  1. El ICE no recupera credibilidad. (Hay un evidente agotamiento de su imagen.)
  2. El Grupo de Oposición es desafiliado por decisión unánime de la asamblea.
  3. Se consolida políticamente la Asociación de Desarrollo Integral.
  4. Surge Grupo de Mujeres con Espíritu de Lucha.
  5. Aparecen nuevos sectores de apoyo, regionales, culturales, ambientalistas, ONGs.
  6. Solidaridad internacional.
  7. Curré logra cierto protagonismo.
  8. Se observan elementos de revitalización étnica surgidos por efecto de la confrontación.
  9. Finalmente el proceso llega a un punto de entrabamiento.

 

Acerca del sentido de la información.

A lo largo de todo el proceso hay una demanda de información no satisfecha por parte de Curré al ICE. Esta demanda debe interpretarse en varios sentidos. Evidentemente hay una disimilitud de criterios en cuanto a lo que se entiende por información. El ICE ha hecho esfuerzos por dar información a la comunidad, sin embargo, la mayor parte de las veces la información ha sido técnica, o bien, sobre aspectos relacionados con la naturaleza del proyecto, cosa que reviste un segundo plano para la comunidad. Para Curré, información es sinónimo de su futuro. El imperativo de la gente de Curré es conocer “lo que en realidad el ICE quiere hacer con nuestras vidas”.

 

Revitalización étnica

El Proyecto Hidroeléctrico y las contradicciones históricas de la región.

La noticia de que el ICE ha decidido retomar los estudios para construir el Proyecto Hidroeléctrico Boruca, activa una serie de contradicciones históricas ya existentes en la región. La cuenca del Térraba es una región multiétnica y pluricultural en la que tienen lugar múltiples contradicciones interétnicas que se han ido forjando durante largos años de historia. En lo que a Curré concierne, algunas de las contradicciones más importantes son las que se establecen entre los indígenas de la comunidad y los no indígenas de la región, especialmente aquellos afincados de manera irregular en su propio Territorio. Otra contradicción importante es la existente entre la población de Curré Centro, encabezada por la junta directiva de la ADI, y el Grupo Opositor, pequeña pero beligerante agrupación, ideológicamente vinculada a los sectores no indígenas. La entidad estatal CONAI, cabe dentro de este esquema de contradicciones y en ocasiones se le vincula con intereses no indígenas. El P.H. Boruca es visto en la región del Térraba como una amenaza por unos y como una gran oportunidad por otros.

 

Identidad y confrontación interétnica

La eventual construcción del Proyecto es percibida por Curré como una amenaza contra su continuidad étnica. La participación activa de Curré en contra de proyecto y la confrontación interétnica con los sectores sociales de la región que lo favorecen, ha contribuido a revitalizar su identidad étnica. Fenómenos semejantes han sido reportados por diversos autores. Tal es el caso de Díaz – Polanco en lo que respecta a los nahuas en su lucha contra la represa de Alto Balsas en Acapulco, México.

 

“Lo que destaca en esta secuencia de sucesos es la conciencia de la propia identidad – revitalizada por la amenaza de la presa – y de los derechos que asistían al pueblo nahua, incluso según las propias leyes del país”.

(Díaz – Polanco, 1997: 100)

 

Otro caso de resistencia y revitalización étnica se reporta en Panamá, como resultado del enfrentamiento de los Kuna ante la represa de Bayano (Guionneau-Sinclair, 1995: 116). Este fenómeno tiene una explicación en el plano teórico: No es la etnia por sí sola la que genera identidad, sino que “… la etnia es un “clasificador” que opera en el interior del sistema interétnico y al nivel ideológico, como producto de las representaciones colectivas, polarizadas por grupos sociales en oposición, latente o manifiesta. (Cardoso, 1992: 16). De modo que es en la confrontación  o “fricción interétnica” donde se construye la identidad. (Cardoso, 1992: 23).

 

La resistencia como identidad

En el análisis de los Talleres de Identidad Étnica realizados en la comunidad (Ver Cap. VIII), habíamos observado que aún frente a la aculturación y en medio del “dolor por lo perdido”, la resistencia es un aspecto esencial de la identidad curreseña. La lucha para sobrevivir como borucas es el más claro indicio de identidad étnica. Y esa lucha que se dio contra el invasor español, dicen los curreseños, es la misma que todavía se está dando el día de hoy, porque, dicen los curreseños:

 

(…) no somos guerrilleros, pero estamos tratando, en como resistir (…) Cristóbal Colón, llegó a aquí a hacer masacres. (…) Y en este momento la masacre de Cristóbal Colón está en Rey Curré, después de quinientos años.

Daniel Leiva, Taller de identidad étnica.

 

Varios sucesos ocurridos en el periodo analizado, contienen características de resistencia al Proyecto Hidroeléctrico y de revitalización de la identidad étnica por efecto de la confrontación inherente al proceso. Se resumen a continuación.

 

La lucha de la Adi

La posición de la ADI ha sido en defensa de un “pensamiento étnico” bastante generalizado en la población de Curré Centro, que se caracteriza por aceptación y defensa de la identidad étnica, percepción de la represa como una amenaza capaz de romper la continuidad étnica, acabar con la localidad, destruir el entorno ecológico, los restos de sus ancestros precolombinos y los restos de sus ancestros recientes, el modo de vida, el patrón de asentamiento disperso de Curré. Temor a perder el Territorio Indígena, base material de la continuidad étnica y fundamento de la expectativa de recuperar algún día las tierras que permanecen aún en manos de los no indígenas y que por ley les pertenecen, previa indemnización del gobierno (Ver Cap. IX).

Congruente con este espíritu de identidad ha sido la demanda hecha hacia el ICE de que la relación institucional fuera exclusivamente con la comunidad y no con la participación de otros actores sociales de la región, considerados históricamente antagónicos. La negativa a abrir el Salón Comunal de Curré para la reunión del 10 de octubre de 1999, con la presencia de esos actores, se enmarca en este sentido y expresa una demanda de reconocimiento (“respeto”) a su identidad y especificidad étnica. (La ADI es la entidad definida por Ley Indígena, para la representación jurídica y administrativa de la comunidad).

 

El apoyo de la comunidad a la ADI

Signo de la revitalización étnica es el acuerpamiento que hasta ahora diversos sectores de la comunidad han  dado a la Asociación de Desarrollo, y que alcanza su punto culminante al momento de la desafiliación del Grupo Opositor, por decisión unánime de la Asamblea. Dramático suceso que pudimos presenciar como parte de nuestro trabajo de campo. De acuerdo a la interpretación que hemos venido haciendo de este proceso, este evento, no puede significar otra cosa que el respaldo de la comunidad de Curré a las líneas políticas e ideológicas sostenidas por la ADI, que se orientan hacia la defensa de la identidad étnica y la oposición al proyecto hidroeléctrico.

 

Mujeres: confrontación e identidad.

Uno de los aspectos más notorios de este proceso en que se conjugan lucha por la identidad y beligerancia en contra del proyecto hidroeléctrico, es la consolidación del Grupo Mujeres con Espíritu de Lucha. Este grupo, asumió la defensa de la comunidad y del terruño, como un acto de reivindicación de género inspirado en un programa IMAS – INA, (Ver Cap. V),  pero su acción desembocó en un movimiento étnico. Con su actitud generó un auditorio externo que se identificó con las mujeres de Curré y su mensaje de reivindicación étnica. La acción de este grupo constituyó un apoyo moral a la ADI e incluso presionó sobre la dirigencia de la comunidad, predominantemente masculina. La capacidad de proyección de este grupo fuera de Curré ha demostrado ser significativa. Este grupo fue el primero en salir de Curré dando a conocer al país la oposición de la comunidad ante el Proyecto Hidroeléctrico.

 

Planteamientos reivindicativos

Una manifestación aún más explícita de que la comunidad y su dirigencia han asumido su identidad, llevándola incluso al plano de las demandas políticas es la carta de Curré al ICE del 9/10/2000, en donde Curré hace planteamientos reivindicativos y le pide a esta institución del Estado que admita errores y acepte expresamente que A) El ICE no ha instado un mecanismo claro y sistemático que asegure una información fluida y de buena fe, hacia las comunidades indígenas, porque no consideraba a los pobladores indígenas entidades de referencia en lo concerniente a este proyecto, y B) que aspectos derivados de la reactivación del Proyecto, están afectando actualmente la vida de las comunidades, pero, en casi dos años “no nos hemos enterado de lo que en realidad el ICE quiere hacer con nuestras vidas”.

A nuestro juicio, esta exigencia de Curré no es un asunto de información solamente, sino que lleva implícita la demanda de un tratamiento étnico y reclama para sí una deferencia, que supone merecer como pueblo indígena dentro del Estado nacional. El planteamiento se da hacia el ICE como institución del Estado encargada de la construcción del Proyecto, pero tiene trascendencia nacional. Es la comunidad de Curré planteando la contradicción etnia – nación. La discusión no es con el ICE únicamente, sino con la sociedad nacional. La comunidad reclama un espacio de “respeto” en el concierto social de la nación. Es por ello que al finalizar la carta los curreseños terminan haciendo alusión a la “ignorancia histórica” de que han sido objeto los pueblos indios. (Curré – ICE 9/10/2000).

 

Resimbolización y enriquecimiento del discurso étnico

Otro de los fenómenos que se observan en este período, íntimamente ligado al proceso de fortalecimiento de la identidad étnica inducido por oposición al Proyecto Hidroeléctrico Boruca, es la elaboración de un discurso donde elementos del contexto social, cultural o geográfico de la comunidad se enriquecen con elementos simbólicos que vienen a robustecer ideológicamente la identidad étnica. La carencia de elementos culturales tradicionales como el vestido o la lengua, hacen más urgente aún la búsqueda de elementos identificadores que den soporte a esa identidad necesaria, esto trae como resultado, entre otras cosas la resimbolización del contexto geográfico, el río, la localidad, los recursos arqueológicos, pero también, los campos de plátano, las artesanías, el juego de los diablitos, y todo lo que sirva para significar esta forma nuestra de “ser así”. Sobre la resimbolización del río y el contexto geográfico, ver Cap. IV.

 

Revitalización de identidad

Al cabo de este proceso se ha dado hasta ahora un relativo triunfo de los sectores que defienden la identidad étnica y ven el P. H. Boruca como una amenaza para su continuidad étnica. La polarización y la lucha interna contra el Grupo Opositor, contra otros grupos étnicos antagónicos de la región y contra el Proyecto Hidroeléctrico han significado agotamiento y desgaste, pero la confrontación también generó cohesión y espíritu de grupo. Es la lucha contra el otro, contra la amenaza externa, contra el diferente, el no indígena, el sikua. La lucha que aglutina y hermana, como sucede en el “juego de los diablitos”, ante la otredad representada por el toro. Lucha frente al adversario que amenaza a la etnia, la que una vez más, en el enfrentamiento se renueva … y renace (Ver Cap. VII).

 

El Proyecto Hidroeléctrico como símbolo.

No es posible vaticinar cuánto dure la capacidad de resistencia que ha demostrado Curré. Este puñado de personas, donde hace mella el desgaste de un agotador proceso y la miseria que en los últimos meses se agudiza por la crisis que azota la zona sur y el país en general. Quienes hemos visto a doña Anita Rojas llorar, sabemos que en la angustia hay fuerza para rato. Pero creemos que el Proyecto Hidroeléctrico es un símbolo, que se ha revestido con todas las ropas del sikua desestabilizador. Y solo le queda al ICE una opción: descubrir la identidad étnica de Curré, y mostrarse como socio en un proceso de cambio, que a la larga sea beneficioso para ambos, en donde el proyecto hidroeléctrico sea posible, con claros beneficios económicos y sociales para Curré, que garanticen su futuro y su continuidad étnica. A esta posibilidad, nos referiremos en el siguiente capítulo.

[1] Se consultó con el periódico y con el autor, periodista Nelson Murillo, pero no conservan archivos. Murillo sugiere ubica el reportaje en noviembre de 1999.
[2] Indagaciones recientes en la comunidad de Potrero Grande evidencian una posición más crítica en la actualidad de parte de sus habitantes, quizá no tanto en oposición al proyecto hidroeléctrico, como al manejo del proceso. Aseguran que hay falta de definición por parte del ICE y que la sombra del proyecto sobre la comunidad, ha detenido su desarrollo durante los últimos veinte años (Montero y otros, 2002)
[3] Buenos Aires de Puntarenas, con seis Territorios Indígenas: dos bribrís, uno cabécar, dos borucas y uno térraba, y la presencia de chiricanos de origen panameño y blancos del Valle Central, es una de las regiones de más heterogeneidad étnica del país, registrando además importantes índices de conflictividad y tensión interétnica por el acceso a los recursos (Ver Cap. V).
[4] Obsérvese que tan solo se está hablando de la posible construcción de un proyecto hidroeléctrico y de la eventual reubicación de la comunidad, y ya se pueden detectar “impactos”. Algunos estudiosos de los efectos psicológicos de las represas hablan de “desorientación que puede provocar carencia de objetivos, apatía e incertidumbre acerca de su futuro” por efecto de la “carencia de control sobre las decisiones” (L. Bartolomé, en Molina Ramos 1993). El fenómeno se asocia con la “anomia”, explorada por Durkheim en sus estudios del suicidio y recuperada por los estudiosos de los procesos sociales de transición social (Germani, 1966).
[5] Reiteración del requerimiento de información acerca de su futuro.