Por José Luis Amador

«… porque hay que ver que
cuando el ICE llegó a Cachí,
cambió Cachí».

Saúl Solano (ex tunelero)

Antes de la llegada del ICE a Cachí, esta población había sido una hacienda cafetalera de tipo tradicional. Toda la vida de la comunidad dependía de la empresa agrícola y giraba en torno a ella. En 1963 se produjo la quiebra de la Hacienda Cachí, dándose inicio el período crucial que los cachiseños recuerdan como el «año negro» o «año de la crisis». En este preciso instante el ICE hace su aparición, constituyéndose en la única opción laboral y de sobrevivencia individual y colectiva. Se produjo entonces una transferencia masiva de jornaleros agrícolas, que se convertirían en trabajadores del Proyecto Hidroeléctrico Cachí, muchos de ellos en la actividad de excavación de túneles.
La construcción de este proyecto hidroeléctrico se rea­lizó de 1962 a 1966. A partir de la llegada del ICE a Cachí empezaron a darse cambios de toda índole. Desde variar el curso del Reventazón para aprovechar la fuerza de sus aguas, hasta inundar el caserío de Loaiza de Cachí. Como hiciera constar en sus escritos la expresiva pluma del recordado Moisés Loría, administrador del proyecto y testigo presencial de estos acontecimientos:

«bajo las aguas quedarían los restos de lo que fuera una humilde población. Bajo el agua quedó el asiento del trapiche o de la casa de habitación o del solar que producía un poco de vida. La ya ruinosa casa de enseñanza también se per­dió entre las aguas que se embalsaron». Hasta el mismo cementerio de Cachí tuvo que ser removido de su sitio original (Loría, 1974:18-19,24).

Sin embargo, el cambio más importante fue el que se produjo en los cachiseños mismos. La construcción de grandes obras hidroeléctricas, la maqui­naria, la diversidad de gentes llegadas desde otros sitios, las nuevas prácticas laborales, los nuevos usos y costumbres, las nuevas diversio­nes, ideas y valores, el incremento de los salarios: todo esto haría que ni Cachí, ni los cachiseños, volvie­ran a ser jamás lo que antes fueron.

A partir de este momento, el ICE sería un agente de cambio sociocultural en Cachí. Su contribución al proceso transfigurador de los individuos y la comunidad operó por dos vías. La primera de ellas, a la que prestaremos mayor atención en este artículo, fue la resocialización vivida por los cachise­ños como resultado de su nueva experiencia laboral, y la segunda, la presencia del ICE y su personal en la comunidad. Por razones expositivas es preciso distin­guir entre ambas modalidades. En la práctica sin embargo, éstas actúan y se refuerzan mutuamente.

DE UN MUNDO A OTRO

DE UN MUNDO A OTRO. A medida que fuimos recopilando historias de vida de aquellos tuneleros, nos dimos cuenta que en su gran mayoría tenían su infancia inmersa en el mundo de las haciendas cafetaleras de Cachi y Orosi. En su infancia y juventud habían sido peones o jornaleros del café.

Metodologia:

El presente artículo es un subtema, de mi tesis de licenciatura en antropología social denominada “De jornaleros agrícolas a obreros de la construcción de túneles. El caso de los tuneleros del ICE procedentes de Cachí”. (Amador, 1991). En esa investigación se utilizó el recurso metodológico denominado «análisis de historias de vida», método que opera a partir de relatos autobiográficos, obtenidos mediante entrevistas semidirigidas y a profundidad. La historia de vida es un medio para visualizar al proceso social en que está inmersa la vida del informante. Pese a la riqueza anecdótica y estética del testimonio oral, no es ahí donde radica el interés del investigador. Su tarea es trascender el nivel del relato personal, para descubrir e interpretar lo que es común y esencial a la sociedad y la época que estudia.

Nuestra investigación se inició en el Proyecto Hidroeléctrico Ventanas Garita, pero fue necesario realizar buena parte del trabajo en la comunidad de Cachí. Se requirió la recopilación de 22 testimonios autobiográficos repartidas entre tuneleros activos, tuneleros retirados y testigos del proceso, como el antiguo administrador de la hacienda o la anciana maestra del pueblo, ya pensionada. Cada historia de vida demandó elaboración de una guía de entrevista, grabación de voz, transcripción y análisis temático de contenido. Este análisis consiste en la desagregación de cada testimonio en temas y la interpretación de cada tema, en términos del marco teórico existente y con miras a la resolución de los problemas planteados por la investigación.

Esta metodología exige un fuerte manejo teórico de aspectos muy diversos y en apariencia inconexos. Historia de Cachí. Hacienda cafetalera tradicional. Instauración de la Segunda República. Proceso de constructivo de un túnel. Tecnología, modernización y cambio sociocultural. Fueron algunos de los aspectos necesarios para interpretar las historias de vida de los tuneleros. (Ver bibliografía).

También se recurrió al uso complementario de otras técnicas de investigación: encuestas, indagación documental (expedientes, periódicos de la época, mapas,) entrevistas a expertos y observación participante. El resultado de la observación participante (convivencia con tuneleros en proyecto hidroeléctrico) se publicó recientemente. (Amador, 1994).

Cultura y cambio cultural

Un vistazo al concepto de cultura y cambio sociocultural, permitirá comprender mejor el proceso experimentado por los cachiseños. La cultura es la programación social del individuo. En otras palabras, el cúmulo de pautas que la sociedad le proporciona para regular su comportamiento e interpretar su entorno. Dicha programación se halla contenida en el sistema estructurado de tradiciones, usos y costumbres de cada sociedad, lo que comprende el conocimiento, el arte, las creencias, los valores morales, las técnicas y la organización social. (Mamo, 1986)

La cultura se transmite por aprendizaje y no por herencia biológica. Esta transmisión se produce por lo general de una generación a otra, lo que permite continuidad, pero también introducción de nuevos elementos y cambio cultural paulatino. No obstante, hay épocas históricas que experimentan cambios culturales más acelerados, por ruptura comunicacional entre generaciones, predominio de otros grupos culturales, revoluciones, u otras causas.

La década de los sesenta en América Latina, fue una de esas épocas de cambio cultural acelerado, por efecto de las políticas de modernización y los intentos de industrialización promovidos en todo el subcontinente. (Blasco, 1979). Miles de campesinos, por lo general jóvenes emigrantes en busca de la ciudad y las fábricas, al entrar en contacto con nuevos grupos y vivencias, experimentaron una alteración en su original «programación social», lo que implicó la disolución de sus antiguos sistemas de valores y costumbres, modificación de su concepción del mundo, alteración de los conceptos acerca de lo bueno y lo malo, lo permitido y lo que no lo es. En otras palabras, se produjo una mutación de sus patrones culturales. El caso de los cachiseños es solo un ejemplo más en este vendaval de transfiguración y modernización nacional y mundial.

Dentro de este proceso, conviene prestar la debida atención al papel de lo laboral, como factor desencadenante de cambio cultural. La fábrica, el taller, la cuadrilla o la oficina, son estructuras de poder y escenarios de interacción social, que imponen nuevas pautas culturales. Estas pautas muchas veces trascienden el ámbito de lo laboral y llegan hasta la familia y la comunidad, como se verá más adelante en el caso de los cachiseños.

UN PAÍS EN TRANSICIÓN

UN PAÍS EN TRANSICIÓN. La historia que nos estaban relatando los tuneleros era una historia de transición entre el mundo agrícola y el mundo burocrático industrial. Era su transición de la hacienda cafetalera al mundo del túnel: la versión de la modernización que les había tocado vivir. De manera condensada era el mismo proceso de transición vivido por todo el país en aquellas décadas de mitad del siglo XX. (Las fotografías son cortesía de personas de la comunidad, especialmente de Ronald Segura y Jimmy Burque).

Proyección a la familia de hábitos personales adquiridos en el seno de la organización laboral.

La transición experimentada por los jornaleros de Cachí al convertirse en obreros de la construcción de túneles, desencadenó profundos cambios en su cultura. Valiéndonos de sus testimonios autobiográficos, verificaremos aquí algunos de esos cambios, concentrándonos en un solo aspecto: «hábitos de higiene per­sonal, adquiridos como resultado de la convivencia en los campamen­tos y trasladados posteriormente al seno familiar».

a)         Aseo bucal.

En torno al aseo bucal, uso del cepillo y la pasta de dientes, los informantes indican que estos implementos de higiene no eran utilizados en Cachí antes de este período:

Bueno yo pasta de dientes, yo no la conocía, veá, ni cepillo, porque veá, uno nuevo (joven)… Los papases de uno pues, no tenían esa… (costumbre). Como le digo yo a mis hijos ahora: tome lávese los dientes, tome plata, cómprese un cepillo, una pasta… Veá, y toda’esas costumbres pues que las trajo el ICE… Como le digo, en los campamentos …primero la higiene…           (FT/S)

b)        Baño diario y uso del papel higiénico.

En Cachí la gran mayoría de las casas de peones no contaban con cañería, por lo que es lógico que tal y como lo afirman los testimonios, el baño diario fuera una práctica inusual. En concordancia con lo ante­rior, la adquisición de condiciones materiales y económicas que se produjo en este período, favoreció la instauración de las nuevas pautas higiénicas. Sin embargo a juzgar por los testimonios uno de los fac­tores de mayor peso en la entroniza­ción de la costum­bre del baño diario, lo fue el efecto del grupo la­boral mismo, no solamente a nivel demostrativo, sino también por vía de la censura y el «choteo».

El baño diario no era una cosa que se da en los campos, no había facilidades para eso. Las casas no tenían baño, era costumbre irse a bañar a los ríos, los fines de semana. En el túnel si no se bañaban todo el mundo veía. En el «Proyecto Cachí» había un fulano que le decían don Lunes, solo los lunes se bañaba. (FT/V).

Es así como el grupo laboral deviene en transmisor de una pauta cultural, y por ende la organización socio­laboral, en agencia de cambio cultural y resociali­zación. Otra costumbre que empezó a adquirir vigencia a partir de este momento sería el uso del papel higié­nico, sustituyendo a otras prácticas frecuentes en el campo por esa época, según se nos informa:

El uso del papel higiénico era otra cosa nueva. En los campos normalmente se usaba «la nación», papel de pulpería, güitite, hojas de banano secas… (FT/V).

c)         Uso de colchón y ropa de cama.

También se registra en estas autobiografías la adquisición por vía de la experiencia sociolaboral de nuevas pautas relativas al confort y la higiene en hábitos asociados con el dormir. En el siguiente fragmento se enfatiza explícitamente el hecho de que las nuevas costumbres eran proyectadas al hogar.

Nosotros estábamos acostumbrados a meternos entre un saco, porque no teníamos ni cobija… Aquí en el pueblo se acostaba uno, se metía entre un saco y tal vez con un coleto del mismo saco de gangoche se cobijaba.

Y cuando llegó el ICE nos daba un camoncito con todas las de ley. Nos cambiaban fundas todos los días. Todo eso son costumbres que nosotros las traspasábamos a nuestras casas veá? y les dábamos la idea, porque después de venir yo de dormir del campamento con un colchón nuevo, una fundita nueva, unas sábanas nuevas, no me iba a acostar en… en una estera, en una cama de… usábamos la estera aquí en Cachí… Entonces todo eso fue algo número uno, veá. (FT/S)

No se constató que los tuneleros reciban aún este servicio, sino que ellos mismos aportan su ropa de cama y arreglan su lecho. (Observación participante: P.H. Ventanas Garita, 1985 y P.H. Sandillal, 1988).

Otro testimonio informa acerca de lo poco frecuente que era el uso de colchones en Cachí al iniciarse los años sesenta, y profundiza en la descripción de las condiciones antihigiénicas que rodeaban las horas de descanso del jornalero, particularmente por efecto de los parásitos que se alojaban en los lechos:

…cuando yo me casé, me costó conseguir un colchón. Sí, porque había que pagarlo a hacer. Y antes nosotros no conocíamos los colchones, lo que se usaba en ese tiempo eran petates… esteras; que por cierto en ese tiempo había un nigüero que daba miedo, y se le llenaban a uno los dedos de nigüas y va de rascarse. Y chinches… también alepatos. Todo eso existía mucho en las casas. Y eso se fue yendo una vez que se usó el colchón, se usó camas, se fue yendo todo eso. Se metían en las rejillas de las esteras, las esteras se hacían de vena de banano… La chinche se mete entera a la madera… allí se metían los bichos esos.(FT/W)

ch)       Dietas, implementos y disciplinas en la mesa.

A partir de este momento se produjo un cambio en la dieta de los cachiseños, no solo por efecto del mejoramiento económico, sino por efecto de las nuevas prácticas alimentarias propias del proyecto hidroeléctrico. Las nuevas comidas exigieron una buena dosis de aprendizaje y habituación a una dieta mejor, a la cual no estaban acostumbrados.

La comida fue un factor número uno, nunca aquí en el pueblo, cuando llegó el ICE, nunca estábamos acostumbrados a comer bien como se comía en el ICE, que el ICE trajo ya costumbres higiénicas y comidas buenas y buenas costumbres.  Pues uno en veces no estaba acostumbrado a comer bien y comía tanto que se enfermaba.(FT/S)

La vida en los campamentos exigió el aprendizaje de ciertas normas básicas para comer en público y favoreció el uso de implementos no siempre utilizados por los jornaleros, como el tenedor y el cubierto.

El tenedor y el cubierto jamás nosotros lo habíamos usado, veá. Ahí fue donde comenzó a usarse. Unos aprendimos, otros no aprendieron nunca… Porque ya era comer… en orden… y tener un poquito de… porque los campamentos del ICE siempre han sido muy asiados, y con mucho orden y todo. Aquí (antes) era el desorden, diay…(FT/S)

La resocialización laboral trajo como resultado el aprendizaje de nuevas pautas alimenticias, uso de implementos y disciplinas de mesa. Pero también otros usos y costumbres de higiene personal, interacción y vida social. Pautas culturales del entorno socio-laboral que según narran los testimonios, se trasladarían a los hogares y la comunidad. La foto fue tomada en el Comedor del Proyecto ventanas Garita.

Formas de aprendizaje

La organización sociolaboral operó como espacio de apren­dizaje y resocialización por dos vías: una formal y otra informal. Fue de primordial importancia la convivencia coti­diana con el nuevo grupo de trabajo. En este ámbito de resocialización actuó la vía «informal», es decir, aquella generalmente espontánea y no establecida de manera consciente por la administra­ción. En este contexto la principal forma de aprendizaje fue… la imitación.

Como el mono, nosotros veíamos que ahí usaban todo eso, ¿ya? la gente que venía de afuera… los mismos tuneleros que venían de otros lados, porque ellos venían de provincias más adelantadas, como Alajuela y San José y…(FT/S)

En otros ámbitos de la actividad laboral, la imposición formal funcionó como un buen acicate para el aprendizaje de normas de conducta personales y cotidianas. Tal es el caso del uso obligatorio de botas en los túneles, si se considera que los noveles tuneleros habían sido hasta entonces descalzos jornaleros.

Fue cuando nos pusimos las primeras botas, en ese tiempo. Eramos descalzos… Ahí se fue uno acostumbrando… como le decían a uno: si no se las pone no trabaja…(FT/T)

Se mencionan estas formas de aprendizaje a manera de ejemplo aunque estamos seguros de que éstas no se agotan aquí. Lo que realmente interesa destacar, es que el trabajo como experiencia social esencial y profunda del ser humano y como actividad interpersonal obligatoria y constante, se convierte en una fuente de transformación y aprendizaje de pautas culturales, a veces tan personales, tan íntimas y por ello tan imperceptibles como las que se han analizado recientemente, algunas de las cuales podrán luego proyectarse hacia la familia y la comunidad.

La magnitud del cambio

Pero el cambio experimentado por los cachiseños a partir de su nueva experiencia laboral, no se redujo al aprendizaje de algunas pautas de aseo personal, sino que involucró adaptaciones a muy diversos niveles. Se enumeran sin analizar:

En el ámbito laboral: nuevo entorno físico-ambiental, paso del aire libre al ambiente subterráneo. «Enfrentamiento» a la máquina. Utilización de nueva indumentaria: casco, botas, capa, protectores auditivos, mascarillas. Adaptación a una organización del trabajo con alto grado de racionalidad, planificación y ritmo. Disciplina laboral basada en estatutos y reglas y no en relaciones personales. Pertenencia a un nuevo grupo laboral, poseedor de una cultura distinta a la del jornalero, forjada en otros proyectos del ICE y finalmente, adaptación a la vida en campamentos de hombres solos, alejados del hogar y la familia.

En el ámbito económico: el cambio más importante fue el que se produjo a nivel salarial y adquisitivo, con las implicaciones de consumo y nuevas pautas conductuales que de allí derivaron. Se observa un mejoramiento en la calidad de vida de los individuos y las familias, que repercute en alimentación, calzado, vestuario, vivienda y salud.

Asociados a la transición laboral, se observan cambios eminentemente sociales y culturales en la comunidad y la familia, estos son: costumbres personales adquiridas en el campamento y trasladadas al hogar, (recién descritos). Debilitamiento del control social de la familia sobre los jóvenes ingresados al proyecto. Cambio en la vestimenta, corte de pelo y comportamiento social. Debilitamiento de la autoridad paterna en la familia y ensanchamiento del rol femenino. Ruptura del aislamiento tradicional de la comunidad y alteración de su ritmo habitual.

Como resultado de este vigoroso proceso de transformación social a múltiples niveles, se produjeron en algunos trabajadores desajustes personales como alcoholismo y consumo ostentoso. Esto se sintetiza del siguiente modo en palabras del señor Claudio Solano, cachiseño, antiguo asistente de contabilidad de la hacienda y posteriormente funcionario del ICE:

Había una bonanza, una ostentación (…) La ostentación se daba en el licor. La bonanza no siempre se revirtió en la vida familiar (…) habían gentes responsables pero muchos de ellos no.

El desajuste personal que se produce como resultado de la súbita transformación de la sociedad, ha sido estudiado por los teóricos de la modernización. Germani, por ejemplo (1971:162) le denomina «desajuste como efecto de cambio rápido». Según este autor, en tales casos los cambios estructurados son tan vertiginosos, que las actitudes sociales originales de los individuos, conformadas durante su socialización primaria, no logran adecuarse todavía a la realidad emergente. Los esquemas de valores tradicionales son cuestionados al tiempo que los individuos entran en crisis, poniendo entonces su cuota de desgarramiento personal al proceso de modernización. Es lo que Black por su parte llama «la angustia de la modernización». (Black, 1979:249).

La violencia de este proceso no afectó a todos por igual, sino que lógicamente intervinieron aspectos individuales de personalidad, experiencias previas, y la madurez de cada uno en el momento en que se produjo la transición. Para un análisis más en detalle de la transición de laboral de estos trabajadores y su efecto sobre su persona, su familia y la comunidad de Cachí, sugerimos consultar nuestra tesis de graduación. Copias de ese documento se hallan en las bibliotecas del ICE y de la Universidad de Costa Rica. (Amador, 1991).

Síntesis del proceso observado

Como se definió desde un principio, ha sido nuestra intención destacar el potencial de la actividad laboral como factor de cambio cultural. Para tal efecto, mediante el análisis de historias de vida, hemos verificado la incorporación de pautas culturales por parte de un grupo de trabajadores, como resultado de su interacción con otros grupos laborales dentro de la dinámica de una organización socioproductiva.

Concretamente, hemos observado el aprendizaje de hábitos de higiene personal, experimentado por peones de hacienda convertidos en tuneleros, en un proyecto hidroeléctrico del ICE. Las pautas adquiridas incluyeron aseo bucal, baño diario, uso de papel higiénico, uso de colchón y ropa de cama, consumo de ciertos alimentos, uso de algunas implementos, disciplinas en la mesa y uso de calzado.

Se estableció que el cambio experimentado por los cachiseños, no se limitó a dichas pautas. Estas fueron tan solo un ejemplo entre múltiples modificaciones conductuales y valorativas generadas en el contexto de la nueva experiencia laboral, la que repercutió en los hábitos de consumo, en la esfera de las relaciones con la comunidad y la familia. Se observó incluso el acontecimiento de «desajustes por efecto de cambio rápido», (consumo ostentoso, alcoholismo, etc.).

Comentario final

El trabajo como factor de cambio sociocultural

En la práctica, una opción laboral es un «paquete» de pautas y condicionamientos de enorme implicación sociocultural. Algunas pautas y condicionamientos son evidentes como los horarios, las técnicas, las condiciones físico ambientales, las disciplinas, el ordenamiento jerárquico y la indumentaria. Otras son colaterales, como las costum­bres y valores que se derivan de la relación con nue­vos grupos laborales y sus culturas, o de las potencialidades y limitaciones inherentes a los nuevos niveles de ingreso salarial.

Por algún motivo, sin embargo, este caudal acultura­dor contenido en la actividad laboral suele pasar inadver­tido. Un hombre acepta usar corbata, trabajar a la intemperie, hablar como vendedor, o caminar como me­sero, portar arma, o pasar la noche entera laborando en un túnel. Todo, porque es «su trabajo». Bajo esta fórmula mágica la nueva pauta se convierte en «lo natural». Es claro el carácter ideológico de este ocultamiento, bajo cuyo velo se esconde el papel de la actividad laboral como factor de cambio cultural.

La administración del trabajo es ingeniería social, donde se modelan pautas y conductas humanas. El papel de la administración del trabajo tiene hondas repercusiones sociales que no es posible desarrollar aquí, pero que quedan planteadas. Cuando se definen jornadas y se establece si los trabajadores visitarán su familia por semana o por quincena, se está contribuyendo a modelar un estilo de vida, un tipo de familia y de sociedad. Cuando un determinado estilo de administración permite que unos hablen y otros callen, se está fomentando una sociedad autoritaria o democrática. Y así sucesivamente.

La inserción laboral del jornalero de hacienda cafetalera en el Proyecto Hidroeléctrico del ICE, no fue un «cambio de trabajo» simplemente, sino que implicó una reestructuración total del mundo del cachiseño. El involucramiento masivo de los cachi­seños en la construcción del Proyecto Hidroeléctrico, trajo como consecuencia la re-integración de la comuni­dad en torno a un nuevo eje económico distinto a la hacienda cafetalera tradicional, y con ello su transición a otra realidad social, a otra época, a otra dimensión cargada de profundos cambios, que habrían de repercutir en todos las órdenes de la experiencia vital de los individuos.

Constatar esto es importante porque con no poca frecuencia se presta más atención a otros factores como el cine o la televisión, que a la actividad laboral, como genera­dora de cambio sobre nuestra sociedad y nuestra cultura.

En un país en proceso de modernización como el nuestro, las transformaciones económicas y tecnológicas producen necesariamente mutaciones en el ámbito laboral, lo que repercute en la dinámica misma de la vida de cada tra­bajador.

Ya no se trata entonces de la sola comunidad de Cachí, vinculada a una empresa como el ICE y en proceso de transformación, sino de cientos de miles de costarricenses, todos ellos involucrados en actividades laborales novedosas y generadoras de cambio, que van desde el ámbito burocrático hasta la planta de la fábrica y el taller, pasando por el chinamo del vendedor ambulante. Experiencias de nuestra cotidianidad actual, que no estaban en la agenda de la Costa Rica tradicional hoy desintegrada como una «Gran Cachí», y que contienen en sí mismas los elementos para la dislocación y transformación del estilo de vida de los costarricen­ses.

En resumen, el trabajo en sí mismo, es causa de importantes cambios socioculturales en los trabajadores y en sus familias. Muchos de los cambios culturales que se generan por vía de la actividad laboral pasan inadvertidos. Dentro de este proceso la administración del trabajo tiene una gran posibilidad de contribuir a hacer que tales cambios ocurran de manera menos abrupta y lesiva para el mundo espiritual personal y familiar del trabajador. Pero esto no se logra por inspiración ni por buena fe solamente, sino que exige valoración y estudio de la temática social en la empresa.

Este artículo fue elaborado a partir de un capítulo de nuestra tesis de licenciatura en Antropología social De Jornaleros agrícolas a obreros de la construcción de túneles. El caso de los tuneleros del ICE procedentes de Cachí.

Versiones del artículo fueron publicadas por:
  • Revista ICE – Tecnología.
  • Geoistmo, Revista del Instituto Geográfico Nacional y Escuela de Geografía e Historia UCR.
  • Página Web Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría Universidad del Centro, Buenos Aires, Argentina
  • Página Web Comité de “Patrimonio Industrial”, Uruguay.
  • Revista del Comité Mexicano de Patrimonio Cultural.

San Diego, La Unión. 1995.

Bibliografia consultada

Amador, José Luis
1991      De jornaleros agrícolas a obreros de la construcción de túneles. El caso de los tuneleros del ICE procedentes de Cachí. Un análisis de historias de vidas. Tesis presentada ante la Escuela de Antropología y Sociología de la Universidad de Costa Rica, para obtener el grado de licenciado en Antropologia Social.

Azofeifa, Isaac Felipe
1982                Cruce de vía. (Poesía) San José. Editorial Costa Rica.

Black, Cyril
1972                «La dinámica de la modernización: un repaso general». En Nisbeth, Robert y otros. Cambio Social.
Madrid. Alianza Editorial.

Gasparini, Alberto
1986                «Modernización». En: Diccionario de Sociología.
Madrid. Ediciones Paulinas.

Germani, Gino
1971                Estudios sobre sociología y psicología social. «Buenos Aires. Paidos.

Loría, Moisés
1974                «Páginas del Recuerdo.» San José. ICE.

Rovira, Jorge
1982                Estado y Política en Costa Rica 1948-1970. San José. Editorial Porvenir.

 

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