Capítulo IX
Pensamiento étnico y pensamiento de ruptura en Curré
Introducción
Tal y como se ha podido constatar a lo largo de esta investigación y muy especialmente en el capítulo anterior (Cap. VIII), predomina en Curré una fuerte adscripción a la identidad étnica indígena y un sentimiento que promueve la continuidad étnica de la comunidad. Sin embargo, algunas personas — realmente pocas en Curré Centro —, sostienen que esta comunidad ya no es indígena y abogan por su total integración a la sociedad nacional. Pese a ser este un grupo pequeño, e incluso tan solo una o dos personas manejan de manera consistente el discurso de la ruptura, hemos optado por hacer un análisis comparado de las dos líneas de pensamiento, porque consideramos que es este un recurso particularmente útil para comprender los procesos de construcción de identidad y para precisar aún más el pensamiento étnico, mayoritario y dominante en Curré.
El pensamiento étnico, es defendido por la Asociación de Desarrollo Integral (ADI), organización que por ley representa jurídica y administrativamente a la comunidad indígena. El pensamiento de ruptura, es sustentado por el líder del grupo de oposición a la ADI, que los curreseños identifican como cercano a los intereses de sectores no indígenas (Ver Cap. V). Ambas posiciones, igualmente importantes desde la perspectiva de nuestra investigación, son diametralmente opuestas entre sí, en lo que respecta al Proyecto Hidroeléctrico Boruca. Los que sustentan la línea de pensamiento étnico perciben la represa como una amenaza para la continuidad étnica, porque a su juicio destruye terruño, naturaleza, espacio geográfico (físico y simbólico) y legado arqueológico, al tiempo que pone en peligro la figura legal de la Reserva y el modo de vida actual. Por el contrario, los que sustentan la línea de ruptura miran el Proyecto Hidroeléctrico como una opción de desarrollo que debe ser aprovechada por la comunidad. Si bien este grupo posee muy pocos adeptos en Curré Centro, goza de apoyo de sectores externos, lo que lo convierte en un actor políticamente significativo (Ver Cap. X).
Linea de pensamiento étnico
La lucha por la identidad indígena.
Esta línea de pensamiento es sustentada por el grueso de la población de Curré, encabezado por la Asociación de Desarrollo Integral. En los últimos meses se ha fortalecido con el apoyo del Grupo de Mujeres con Espíritu de Lucha. Defiende la continuidad étnica de la comunidad de Curré, aboga por la Ley Indígena y la defensa del Territorio. Su posición se ha consolidado ante la posible construcción de una Planta Hidroeléctrica. Percibe la represa como una amenaza capaz de romper la continuidad étnica, acabar con la localidad, destruir el entorno ecológico, los restos de sus ancestros precolombinos y de sus ancestros recientes, el modo de vida y el patrón de asentamiento disperso de Curré. Temen perder el Territorio Indígena, base material de la continuidad étnica y fundamento de la expectativa de recuperar algún día las tierras de la “reserva” que permanecen aún en manos de los no indígenas y que por ley les pertenecen, previa indemnización del gobierno. Saben que la represa es una posibilidad de desarrollo, pero temen que al final los beneficios no sean tantos, pero el golpe sobre la continuidad étnica sea fatal. A partir de los testimonios orales de los curreseños, profundizaremos seguidamente en esta línea de pensamiento.
Continuidad étnica
Importancia de la tierra y el Territorio:
Una de las características de la comunidad de Curré, y de este sector en particular, es su determinación por dar continuidad a la etnia, y consecuentemente el temor a su desaparición:
Hay que cuidarnos porque si no seremos eliminados, como otros pueblos, como está Palmar, como está China Kichá, no quedaron nada, porque nunca lo quisieron preservar [1] ( Testimonio Oral No 21).
La tierra se presenta como el recurso material para la sobrevivencia de la etnia, fundamento de la cultura y la manera de ser:
No es porque nuestra tierra dé un capital. Sino porque aquí hemos vivido por años. Siglos han vivido nuestros antepasados, solamente viviendo (enfatiza esta palabra) nunca nadie salió de pobreza. Pero antes que el dinero, preferimos nuestra cultura, nuestra manera de ser (Testimonio Oral No 21).
Ante la posibilidad de ser reubicados por efecto de la construcción de una planta hidroeléctrica, existe el temor a desperdigarse y causar con ello la disolución del pueblo y la etnia. Es por eso que se plantea que, en tal caso, la reubicación sea colectiva y se produzca la declaración del nuevo sitio como Territorio Indígena. La figura legal de la “Reserva” es sinónimo de protección, sentido de grupo y colectividad. Algunos lo plantean de manera sencilla diciendo simplemente “que estemos juntos”. Otros van más allá…
Lo importante es mantener nuestra integridad como indígena, como reserva, porque tampoco nada haríamos si yo defiendo mi integridad como indígena sin la reserva indígena, territorial… nada tendríamos de todas maneras. Si quitaran la reserva indígena no tendríamos nada, seríamos unos indios muertos.
Testimonio Oral No 21
Un entrevistado reflexiona así:
Una reserva es un área destinada para los indígenas. Es importante cuando hablamos de una vida colectiva, porque entonces ahí permanecemos y podemos (…) preservar nuestra cultura, lo poco que nos queda. Pero fuera de la “Reserva Indígena no lo vamos a poder lograr… Dentro de la reserva si lo podemos lograr.
Testimonio Oral No 21
Sobre la identidad
Esta determinación de luchar por la continuidad étnica es obviamente el resultado de un hecho, la aceptación de la identidad indígena como un valor positivo.
¿Y quiénes son los indios? les pregunto tentando a las palabras:
Los indios son los que se identifican con su propia identidad de indígena.
Testimonio Oral No. 1.
La respuesta sorprende por precisa. Las discusiones teóricas plantean la identidad como una adscripción y una asignación (Baud, 1996). En un caso como el de Curré, donde los rasgos culturales específicos no son tan evidentes, la etnicidad se torna un asunto de identificación e identidad; indígena es el que es percibido por los otros y por sí mismo como tal. Esto explica por qué hay mestizos que siguen siendo indios, e indios que ya no son indios y han perdido su identidad étnica. Esto explica también por qué siguen siendo considerados indígenas por los curreseños. Esto explica también el caso de pueblos enteros que recuperan, o “reinventan” su identidad, cuando deciden en un gesto espontáneo y natural reencontrarse con su propia identidad indígena. La respuesta parece tautológica, y quizá lo sea, como tantas cosas en el campo de la cultura, ámbito simbólico donde los significados son arbitrariamente asignados, aunque socialmente. La identidad es un constructo social, histórico y cultural que se alimenta a sí mismo. Los que se identifican con su propia identidad indígena, esos son indios. Los que niegan su propia identidad indígena, empiezan a dejar de serlo. Ser indígena es también un acto de decisión personal. Al cabo de una intensa reflexión, una maestra indígena replantea su identidad étnica como algo existencial:
Necesito ser indígena para saber de dónde vengo y a dónde voy.
Testimonio Oral No. 23.
Y un artesano afirma con apasionamiento, que si llegan a construir la represa:
“El sitio va a morir (pero no mi identidad) porque la identidad, a donde yo vaya ahí la voy a llevar”
(Testimonio Oral No. 20).
Comunidad y localidad
De los testimonios y las entrevistas se desprende que la comunidad en tanto colectividad, es en sí misma un factor esencial en la configuración de la identidad curreseña. No importa donde esté el curreseño, “aunque estuviera en Europa”, la comunidad es un lugar social a donde volver. Una especie de reducto acogedor para el que retorna.
Yo tengo tres hermanos en San José, ellos vivieron aquí, ellos se vienen de aquí y llegan aquí, ellos saben que aquí nacieron, aquí crecieron y por circunstancias de empleo por cuestiones personales, tuvieron que migrar, pero ellos llegan aquí, y saben que aquí está su pueblo (Testimonio Oral No. 20).
En su discurso, la localidad de Curré no es un sitio de residencia únicamente, es un sitio ancestral, que se vincula a la identidad y a la génesis étnica. Desde su perspectiva estas tierras son testimonio de un pasado histórico y soporte de la identidad curreseña.
Yo me quedo dentro de las tierras cercanas al sitio aunque sea solo yo y mi familia, yo me quedo, hago mi mundo ahí. Yo no puedo irme (…) prefiero quedarme dentro del sitio que para mi es sagrado, para mi este sitio es sagrado, no es simplemente un sitio de vivienda, yo a veces me pongo a pensar que aquí existió hace cientos de años gente, que por aquí pasaron… Aquí arriba hay un cementerio (precolombino) y he estado ahí contemplando todo esas cosas que sacaron y por eso ahora me duele, yo me acuerdo que cuando sacaron unas piezas de este tamaño y por eso digo que ahora me siento comprometido a dar la lucha desde cualquier ángulo… (Testimonio Oral No. 20).
El río Térraba
El Río Térraba merece especial atención como elemento de la historia, la cotidianidad y la vida en Curré. El Térraba y sus fértiles orillas fueron el sitio acogedor que escogieron los abuelos venidos de Boruca para asentar sus hogares, dando así origen al caserío de Curré. Cada vez que solicitamos a un curreseño que nos hablara de la historia de su comunidad empezaron las aguas del Térraba a fluir en sus narraciones. El río “era nuestra Interamericana”, era el medio para viajar a Puertos Cortés a vender granos y comprar tela para hacer sus ropas. Los testimonios hacen alusión a las travesías en bote, las aventuras, el peligro de un volconazo con todo y la perdida de la mercadería. La etnografía de Boruca y Curré es rica en referencias al río en donde se mencionan viajes a la costa, muchas veces para elaborar sal y recolectar pigmentos naturales (Stone, 1949, Carmack, 1994, entre otros). Los borucas fueron famosos como constructores y conductores de botes. Don Leoncio Rojas nos ha narrado acerca de su experiencia en la actividad de construcción de botes. Por tales razones, para algunos el río es un elemento significativo del entorno, que se asocia, gratamente, con otras épocas de la historia de Curré:
Tradicionalmente el río ha sido nuestro medio de comunicación. Al ubicarnos en otro sector, que no contemos con ese medio, aunque no lo utilicemos ya, pero para nosotros es un recuerdo muy grato, que además ha servido muchos años para, digamos, medio de transporte, para obtener los recursos que podemos tener.
Testimonio Oral No. 5.
Como elemento del entorno es parte de los recursos con los que se teje la vida y la cultura del curreseño, como fuente de riqueza, de materia prima y de entretenimiento, como espacio de vida y cotidianidad:
Nosotros al menos, unas de las tradiciones que nosotros tenemos aquí este por fines de año… aquí consumimos la carne de iguana. Los fines de año hay en abundancia. Entonces aquí hacemos chichadas y nos vamos al playón del río. Yo tengo tres hermanos en San José, ellos vienen aquí los fines de año, y nos llevamos unos galones de chicha al río, y nos divertimos atrás del reptil ese. Nos interesa comerlo, claro a nosotros nos gusta, pero lo que nos interesa más es divertirnos ahí en el río: bañarnos, jugar y es algo que si esto viene, (la represa, entonces) ¿dónde lo vamos a encontrar? Yo pienso que esto es una tradición, eso es cultura, ya un poco cambiada, pero es así.
Testimonio Oral No. 20
La pobreza de las tierras de Curré, bajas en productividad y altamente quebradas, lo que impide el uso de maquinaria y dificulta el acarreo, es compensada por la enorme riqueza de las riberas del río, en donde al decir de los curreseños, crece el plátano casi milagrosamente (Testimonio 21). Cada cierto tiempo las aguas invaden las tierras de Curré asolando los caseríos y los siembros, pero llenando las terrazas de benéfico aluvión. En el área de Curré Centro unos doce agricultores entre indígenas y no indígenas poseen tierras en sus márgenes (Ver Cap. VI).
Para efectos de nuestro análisis, interesa subrayar que para los sectores que favorecen la continuidad étnica de Curré, el río es un símbolo y se suma al conjunto de elementos que contribuyen a dar soporte a la identidad. El Térraba es un sitio ancestral:
Lo más bello es el río ante todo, por principios tradicionales, el río viene desde el lado de las Cordilleras de Talamanca y es un hecho abusivo querer hacer una construcción de esa naturaleza en un río que prácticamente ha sido habitado por los indígenas, desde sus orígenes hasta llegar a la desembocadura. Si nos vamos a Punta Mala, encontramos indios, de ahí para acá encontramos indios en todas las márgenes de lado a lado del río. Es pecaminoso aceptar un proyecto de esa naturaleza, y no sé hasta dónde iremos a llegar… (Testimonio Oral No. 4).
Se rescata también su valor ecológico:
¿Por qué dejaríamos que pongan un obstáculo a algo que no le ha costado a nadie y que a la naturaleza sí le ha servido mucho? (Testimonio Oral No. 4).
La represa Hidroeléctrica como una amenaza
Desde la perspectiva del grupo que defiende la sobrevivencia étnica de Curré, la represa es vista como una amenaza que se cierne sobre el futuro de la comunidad de Curré y su continuidad en la historia. Esta percepción negativa se ve estimulada por la falta de comunicación del ICE con la comunidad indígena. Un joven dirigente de Curré nos cuenta una imagen acuñada en su infancia con respecto al ICE y la represa. Esta imagen de ayer, quizá no sea la de los niños de hoy, pero puede que aporte alguna referencia acerca de cómo se construyen las representaciones colectivas:
Entonces yo definitivamente le dije que no, que (acerca de) la represa, de mi parte, yo no iba a negociar nada, estaba claro que yo no la quería. Sí, sí, ¿porqué? Porque yo estaba muy niño cuando vinieron los primeros estudios, cuando se instaló el campamento, y en ese tiempo estaba las noticias que salían muy a menudo, era la Guerra de Nicaragua… Y yo niño no entendía como era que… como se hacía eso, cómo se hacían estas represas. Yo entendía que de pronto hacían las represas y uno tenía que ver para donde se iba a vivir. Entonces yo en mis fantasías infantiles, este, decía: bueno yo, “yo me dan un poquito de tiempo, yo me crezco y me voy a buscar los Sandinistas” — que en ese tiempo eran los héroes – “yo voy a buscar los Sandinistas y se los echo al ICE, para que no hagan la Represa.” Y yo entonces de ahí oí mucho ese problema. Hay jóvenes que por su indiferencia, o quizás que sus propios padres no comentaban, no discutían de esta problemática, no tienen la visión de cómo nos íbamos de ir aquí, yo al menos no lo entiendo, sí lo entiendo, pero no quisiera que eso sucediera.
Testimonio Oral No. 20
Para finalizar este recorrido por el pensamiento de los sectores que reivindican la lucha por la identidad étnica en Curré, conviene cerrar con el testimonio de un curreseño de cuarenta y tantos años. Es trabajador bananero. Nos recibe en su casa, un domingo en la mañana, donde nos habla lentamente y con aplomo, escéptico, sin levantarse ni un instante de su hamaca. En resumen, sostiene que la represa destruye la naturaleza, el terruño, a los curreseños, a los ancestros. Antes no entendíamos estas cosas, por eso, asegura, “hemos venido hablando, y lo que es el pueblo, no esta de acuerdo con esa reubicación, ni con esa tal represa.” Vale la pena prestar atención a su rica y extensa reflexión:
Bueno, en ese año (1980) la gente del ICE llegaron aquí haciendo encuestas, censos, sobre toda la población, entonces, diay (explicando) qué es el trabajo de una represa, qué iban a hacer y qué… Bueno, nos llegaron hablando bonito, de que ellos iban hacer represa y que nos iban a reubicar en una parte donde nosotros queríamos. Pero cuando en eso, verdad, nosotros estábamos lejos de otros conocimientos, como ha sido el Museo… (se refiere a la valorización del Patrimonio Cultural).
Pero entonces nosotros no queremos la reubicación y no queremos la represa tampoco, porque al cabo del tiempo que hemos estado en eso, hemos reconocido la naturaleza, (valorización del entorno ecológico) las cosas de los antepasados, porque en esta zona aquí era una vivienda indígena. Pues entre los más mayores hemos comentado… Se imagina, si esa represa llegará, a dónde quedaría eso, (el patrimonio arqueológico). Bueno, quedaría a doscientos metros de profundidad.
¿Qué garantía nos da esa represa? Da garantía no tanto para nosotros, sino para otros países (se refiere a posibles compradores de energía eléctrica) pero por otro lado, estaría destruyendo totalmente la naturaleza y también estaría destruyendo a nosotros. Nos estaría, como quién dice, sacando de aquí. Sacarnos donde yo nací, donde crecí y sigo viviendo.
Estamos en contra por nuestro propio derecho, porque yo tengo derecho a defender de lo que tengo. Porque ¿se imagina? …si el ICE nos va ha reubicar a otra parte diay, ya yo no voy a vivir como yo viví aquí. Ya no. ¿Dónde voy estar? ¿Quién sabe cómo es la tierra?. Yo voy a saber que los antepasados ¿a dónde quedaron? O sea, los que fueron los parientes de nosotros, los indígenas, los ancestros, ya quedaron sepultados, y mis abuelos y todo eso, que están enterrados aquí. Cómo quedarían.
Entonces, sobre todo ese momento extremo, hemos venido hablando, hemos estado reuniendo y lo que es el pueblo, mejor dicho… no esta de acuerdo con esa reubicación, ni con esa tal represa
Testimonio Oral No. 12
Algunos sienten que de llegarse a producir la reubicación y ser inundadas las tierras de Curré, se estaría sacrificando su población una vez más, en aras del desarrollo nacional.
Esto es borrar una historia de cientos de años que hoy están palpables en las orillas de los ríos, y si se hacen excavaciones ahí están. Es borrar una historia para crear otra. Vamos a ser un pueblo mártir para el desarrollo. Un pueblo indígena que prefirió morir para el desarrollo del país. Está bien, esa es la historia… hemos sido siempre así.
Testimonio Oral No. 20
Pensamiento étnico
Resumen
La principal característica de esta línea de pensamiento es el reconocimiento de la identidad indígena, seguido de una fuerte voluntad de dar continuidad a la etnia y evitar su desaparición. Consistentemente con lo anterior se observa una revalorización del patrimonio cultural arqueológico y de los espacios de la localidad que adquieren un carácter de documentos o testimonios materiales de su legado histórico cultural y en esa medida se convierten en recursos simbólicos, garantes de su identidad y elementos que coadyuvan a la continuidad étnica. Esas tierras donde vivieron sus ancestros son sagradas, al igual que las riberas del río donde están enterrados sus restos. El espacio geográfico de Curré es testimonio de un pasado histórico y soporte de la identidad curreseña. La colectividad y la unión son la única garantía de continuidad de la etnia, el Territorio Indígena y la figura legal que lo sostiene, son los instrumentos institucionales existentes para garantizar la sobrevivencia de la comunidad indígena, la comunidad es ese sitio al que pueden regresar, no importa de donde vengan, y al que regresan sus hijos y nietos, aunque las difíciles condiciones sociales de la región los obliguen a emigrar en busca de sustento. La “Reserva” es todavía la expectativa de recuperar un día las tierras que ofrece la ley y que el Estado nunca indemnizó, pero que quizá un día lo haga, propiciando así un futuro promisorio para los indígenas. “Es un área destinada para los indígenas, importante cuando hablamos de una vida colectiva”. El Territorio nos permite seguir siendo indígenas, nos permite rescatar nuestra cultura y tradiciones…
Dentro de esta visión de mundo, la eventual construcción de un megaproyecto hidroeléctrico, surge como un factor capaz de romper la expectativa de continuidad étnica, capaz de desestabilizar el delicado equilibrio existente, dispersar la comunidad y acabar con la etnia. La represa anegaría el espacio convertido en símbolo de los ancestros, la localidad evocadora de comunidad, cambiaría aún más los patrones de vida, arrasaría “lo poco que queda”, pondría en entredicho las figuras legales que garantizan la posesión colectiva de la tierra, disolvería los referentes que permiten a Curré seguir siendo Curré. Es, ha dicho uno de los informantes, borrar una historia para crear otra, y en esa otra historia, temen que no se produzca la continuidad étnica de Curré.
En los albores del Siglo XXI, un puñado de hombres y mujeres, como muchos otros en diferentes partes del planeta, construyen el sueño de una identidad étnica. Se aferran a una serie de certezas y construcciones simbólicas. Tótemes y ancestros necesarios y urgentes para que no muera la curreseñidad, esa forma de ser seres humanos en sociedad que les ha correspondido vivir. El análisis de estos testimonios nos ha permitido precisar que al menos cuatro aspectos, comunidad, localidad, pasado ancestral común y vocación de continuidad, se combinan para alimentar la identidad curreseña. Su pensamiento se orienta básicamente a la defensa de la continuidad étnica de Curré, la identidad, la tradición, conservación del medio, defensa de la unidad de la comunidad indígena y el patrimonio arqueológico. Este grupo expresa su herencia étnica y se siente portador de una tradición de más de quinientos años de antigüedad. Esta es la razón por la que no permiten la presencia de no indígenas en la Asociación de Desarrollo, entidad establecida por ley como la estructura política que rige sobre la comunidad de Curré. Es por eso también que, aunque se sienten solidarios con los campesinos blancos más pobres, a los que consideran a veces más indefensos que ellos mismos, preferirían que en una reubicación se establezca una comunidad básicamente indígena para dar continuidad histórica a su etnia. Esta línea de pensamiento se visualiza mejor, si se le contrasta con otras formas de pensar existentes en la comunidad de Curré que analizaremos seguidamente, y que tienden a la disolución de la identidad indígena.
Pensamiento de ruptura con la tradición étnica
Hemos detectado dos variantes de esta forma de pensamiento. Una que hemos llamado escéptica, reconoce la existencia de la etnia, pero considera que el pensamiento étnico “ya no funciona” y asume una posición de impotencia y desesperanza frente a la cultura nacional. La segunda modalidad, a la que hemos denominado radical, asegura que la etnia ya no existe y que la comunidad está ya plenamente integrada a la sociedad nacional. La primera se manifiesta en algunos mestizos y la segunda, es sustentada por el líder de un pequeño pero beligerante grupo de oposición a la Junta Directiva de la Asociación de Desarrollo (ADI).
La importancia de este grupo se ha robustecido ante la eventual construcción del Proyecto Hidroeléctrico, no tanto por lo que representa numéricamente, sino por su papel político dentro de la comunidad, ya que tiene puntos de coincidencia con las posiciones de los no indígenas dentro y fuera de la Reserva. Sus portadores declaran que la etnia ya no existe o está en vías de extinción, asimilada por la sociedad nacional. Sostienen que evidencia de ello los son el mestizaje y la pérdida de rasgos culturales, principalmente la lengua. La Ley Indígena que procura un trato especial a los indígenas es objetada. El desarrollo es visto como un bien altamente deseado. La etnicidad aparece en su discurso como una etapa que hay que superar. Se aboga por la integración nacional. El análisis del pensamiento de ruptura, permite una visión más completa del ideario de la comunidad en general y contribuye a la mejor comprensión del pensamiento étnico dominante en Curré. Esta forma de pensar se manifiesta de forma más acabada en dos de nuestros informantes: un dirigente indígena opositor a la ADI, y un mestizo de la comunidad de Curré; ambos nos atendieron en sus hogares durante nuestra labor de trabajo de campo. Seguidamente se ofrece el análisis de sus testimonios orales.
La etnicidad ya no funciona:
Testimonio de un mestizo.
El “Informante 7” es mestizo. Su perspectiva ofrece particularidades que conviene precisar para conocer las diferentes formas de pensamiento que coexisten en la comunidad de Curré.
Continuidad etnica
Este informante, a diferencia de la perspectiva radical que se analizará luego, no niega la existencia de una identidad étnica. Simplemente no se adscribe a ella porque considera que “no funciona.” Aquí entra en juego otro ingrediente de la identidad étnica, la “eficiencia”, esto es, el contenido práctico o la adscripción étnica como estrategia.[2] En este caso hay una especie de desesperanza. El proyecto étnico de los curreseños está en desventaja respecto al proyecto nacional, la Ley Indígena que los protege y en la cual cifran su esperanza, no funciona. Son los poderosos los que controlan las leyes. Como resultado de ello, opina este informante, la identidad indígena, aunque existente, está condenada a desaparecer. El progreso, las comunicaciones y la tecnología hacen que el proyecto étnico pierda adeptos. Este es su razonamiento:
Para el mestizo el asunto es serio. Uno va alejándose (…) porque el legítimo nacido acá tiene sus costumbres, tiene sus creencias… manera de pensar, de actuar. Entonces el mestizo, a veces, como lleva las dos culturas, tiene otra manera de pensar, de razonar y a veces uno no sigue… A mí me hablan del asunto de cultura, de defender derechos y esas cosas… Ya a uno no le interesa eso, ¿por qué? Porque existen las leyes, y las leyes son como la tela de araña, que el más fuerte revienta la tela de araña, pero una palomita ahí se queda atrapada, un grillo se queda ahí atrapado, pero un animal de cuatro patas ya no… Así son las leyes, cuesta mucho. Entonces, si nos basamos en lo que está escrito ahí, que los indígenas tienen derecho a… Eso está en el papel. En la práctica no existe eso.
La lucha por los valores y el reconocimiento de los derechos indígenas no son suficiente. Este informante opta por una opción pragmática e individualista:
Mientras voy yo a una reunión a oír eso que nunca ha funcionado, mejor me voy al trabajo y me voy a ganar ese día de trabajo, que esos recursos sí me van a funcionar… Los resultados que ha habido… no han funcionado.
Finalmente la cultura indígena sucumbirá ante la presión del desarrollo y los medios de comunicación:
Hay personas (los nombra) que ellos quieren motivar a los jóvenes pero no, no… Es que el problema es serio, el asunto de mantener las culturas, las tradiciones, como dicen. Va a quedar eliminado eso… por muchas razones. Y cuando llega el desarrollo, llegan las comunicaciones, la tecnología… eso tiende a… a desaparecer eso… Yo pienso que eso (la identidad étnica) llega a desaparecer…
En sus palabras se percibe escepticismo con respecto a la posición étnica, pero no enfrentamiento o menosprecio. En su opinión, otros mestizos piensan de manera semejante.
El proyecto hidroeléctrico.
Su posición es de apertura hacia el Proyecto Hidroeléctrico. Considera que al final aunque Curré se oponga, siempre se va a construir.
El proyecto (hidroeléctrico) como es de interés nacional se explota a donde sea, existe lo que llaman la expropiación. Existen veinte o veintiséis comunidades que son afectadas, y parece que una comunidad que se ha opuesto y tiene más problemillas es acá (se refiere a Curré). El resto de las comunidades todas lo ven muy bien (y están) abiertas a negociar… con ciertas condiciones lógico, pero aquí, como hay un grupo de gente, tradicionalista, el asunto cultural… no están muy de acuerdo. Hay otro grupo que sí está de acuerdo y lo ve todo positivo… Entonces es muy fácil dominar ese poquitillo… si no quieren esos… de alguna manera se hace. La mayoría sí está de acuerdo (se refiere a las otras comunidades). Yo he ido a esas reuniones y ese montonón de gente…
La reubicación
En cuanto a la Reubicación, el informante No. 7 admite que el asunto de que se pierda o no la identidad étnica curreseña no es algo que le interese mucho, considera que las negociaciones deben ser colectivas por razones estratégicas de conveniencia para la comunidad, pero no por razones étnicas.
No, personalmente no me interesa mucho eso (la identidad étnica) aunque no puedo aquí hablarlo muy abiertamente… Es bonito ser realista y ver las realidades y expresarlas… Yo creo que eso no es tan importante, lo que creo importante es la reubicación. Las condiciones que haigan, que el asunto que ya no vayamos a tener los juegos tradicionales… una vez al año y eso… (se refiere al Juego de los Diablitos, principal actividad cultural de los borucas) eso no tiene mucho significado… Yo pienso así, aunque aquí un grupo bastante numeroso dice lo contrario.
Testimonio Oral No. 7
El indígena no existe:
Posición radical
Este otro informante lidera un grupo de oposición a la Asociación de Desarrollo Integral de Curré, cuya actividad se ha incrementado durante los últimos dos años. Mediante apelaciones y acusaciones, este grupo ha logrado paralizar las funciones de la ADI, hasta por cinco meses consecutivos (Diciembre 1999 – mayo 2000). El hecho es significativo dado que en las “reservas”, la ADI es la entidad que de acuerdo con la ley, representa administrativa y jurídicamente a los indígenas y el citado evento ocurrió en circunstancias especiales para Curré, enfrentado a la eventual construcción del Proyecto Hidroeléctrico Boruca. En otro contexto, este líder, bajo la asesoría del diputado Otto Guevara (Movimiento Libertario, neoliberal), figura como impulsor de una acción de inconstitucionalidad contra la Ley Indígena (Ruiz, F. en Semanario Universidad 23/02/2000). Según hemos podido comprobar, los otros integrantes del Grupo de Oposición (cuatro en total) no necesariamente suscriben este ideario. Sin embargo, con su acción política dentro de la comunidad, favorecen la línea de ruptura que promueve su dirigente y que se analizará seguidamente.
Continuidad étnica
Este informante, considera que la etnia ya no existe y no vale la pena hacer esfuerzos por rescatar la identidad o por garantizar la continuidad étnica.
Además le digo – para mí no existe el indígena, no existe, porque aquí tenemos una aculturización desde hace muchos años, desde hace cincuenta años…
Testimonio Oral No. 3
Con esta negación de la etnicidad, arranca el pensamiento del informante No. 3 y de ahí se descuelgan una serie de posiciones, que le distancian ideológicamente del amplio sector que ostenta el pensamiento étnico y que lucha por dar continuidad a la etnia. A su juicio no vale la pena el esfuerzo por rescatar la identidad étnica de Curré, porque esta es una comunidad culturalmente integrada a la corriente mundial y nacional:
En algunas áreas (del país, sí vale la pena), pero en el caso de los Borucas, en el caso de los Térrabas o Teribes, en el caso de los de Matambú, allá en Guanacaste ¿verdad? en la Península de Nicoya; esos casos – a mí me parece – que ya han superado un montón de cosas, más que todo porque hay un cincuenta o un sesenta por ciento de mestizos. Y lo digo por esta razón: el Ministerio de Educación Pública paga aquí a estas maestras que den el dialecto ¿verdad? pero el niño, ahí, obligadamente lo tiene que hacer, pero llega a la casa y hasta ahí llegó, ¿verdad?. O sea, que Térraba, Boruca, Curré, Matambú y algunas otras, esas son las cuatro principales etnias que actualmente la corriente integracionista mundial, ellos van sobre esa corriente, usted ve a estos muchachos aquí y ya vestidos como si fueran gringos o alemanes, usted ya no los ve… ¿verdad? En cambio, si usted va por ejemplo a Alto Conte, Alto Chirripó, a los Cabécares, ahí encuentra la cultura, porque a los niños se les enseña desde pequeños el lenguaje. Desde esa perspectiva sí, yo dijera que podemos pensar entonces, que ya en términos prácticos, estas comunidades (Térraba, Boruca, Curré y Matambú) están asimiladas.
Fueron precisamente los Bruncas que son los más aculturizados, los que están más integrados a la vida nacional…
Testimonio Oral No. 3
En su discurso, la identidad indígena se ve como una atadura: “a mí me parece que ya han superado un montón de cosas” O bien, como una forma de inmovilizar a una parte de la población costarricense a la que se le repite insistentemente ¡no, usted es indio y tiene que seguir siendo indio! El informante opta por la integración nacional, porque considera que debe estar libre de sometimientos (adscripciones, segregaciones legales como la Ley Indígena) y que el estatus de ciudadano costarricense le resulta suficientemente adecuado para realizarse:
… pero tenemos el mismo derecho, la Constitución a mí no me dice que porque soy indio, tengo que estar sometido a esto… No, yo tengo que integrarme a la vida nacional porque bien que mal, (…) es cierto que fuimos sometidos, fuimos maltratados en el pasado, pero es cierto que a finales de este milenio se han abierto las puertas para todo; para el indio, para el blanco, para el negro y para el gringo, para todos en Costa Rica, no hay ninguna diferencia.
Al parecer, opta por la integración nacional como una forma de emanciparse de ataduras comunales e ideológicas propias de la etnicidad.[3] En cuanto a la lucha por la tierra, que para el resto de los Curreseños es esencial como base y fundamento de su cultura, considera que esta lucha no tiene sentido, si no se dan los medios financieros y técnicos para trabajar la tierra. Paradójicamente no plantea la lucha por esos medios, sino que propone abandonar el esfuerzo.
Usted oyó que esa marcha y piden la reivindicación de sus tierras, sus derechos y yo qué sé qué, pero yo me pregunto ¿para qué los guaymíes necesitan comprar las tierras y para qué necesitan la reivindicación de los derechos de la tierra? Esto es como si usted me dice: “le voy a regalar este televisor, y esta radio y esta cocina, eso es suyo”. Pero si yo no tengo una fuente de ingreso, voy a tener que venderlo, porque cuando me llegue el recibo de la luz…
Porque yo no hago nada con tener cien manzanas ¿pero si no tengo fondos… ? Y a mí el Banco no me da plata, y el vecino no me ha dado plata… Y entonces, ¿qué hago con la tierra? ¿Para qué tener la tierra, si yo no la puedo hacer producir porque no tengo los medios? Ahí es donde yo le digo que la Ley Indígena es inconstitucional, por todas las cosas.
Reserva y Ley Indígena
Para los curreseños que pugnan por la continuidad étnica de Curré, la Reserva y la Ley Indígena, son recursos básicos para su proyecto. Este informante, por el contrario, manifiesta su desacuerdo con la Ley Indígena, la caracteriza como una atadura, se refiere a ella como inconstitucional. Es además una ley contra la que hay que luchar porque le cubre y le somete, impidiéndole su integración a la vida nacional. De su testimonio se deduce que no quiere ser segregado por la Ley Indígena, como tampoco quiere que los blancos sean discriminados dentro del contexto de la Reserva:
Estando yo aquí, cuando se promulga la bendita Ley Indígena… la 6172 ¿verdad?… Llegó La Guardia y cerro las cantinas. Entonces (vinieron) algunos vecinos no indígenas, fueron varios ganaderos (dueños de cantinas) hablaron conmigo y les dije: ¿cómo es la situación? ¿Ustedes no pagaban los impuestos…? Pero, mire – le digo- yo creo que están violando la Carta Magna, porque a ningún costarricense se le puede cerrar estas cosas así, sin saldarse cuentas. Primero, hay que hacer un estudio para indemnizarlo, pero así, así no. Sería una ley inconstitucional eso. Además – le digo -, para mí no existe el indígena, no existe, porque aquí lo que tenemos es una aculturización desde hace muchos años, desde hace cincuenta años… Esta ley a mí me cubre, me somete ahí – le digo -: ¡ diay, y qué, no, no, no, vamos a luchar esta cuestión!
… yo muy orgullosamente me siento indio, pero integrado a la vida nacional. Yo respeto lo que son las leyes; pero, no comparto las injusticias porque todos somos costarricenses…
En cuanto a la Reserva, pone en duda su razón de ser cuando dice:
Porque por ejemplo, aquí tenemos esta comunidad, esta Reserva Indígena, que la mayoría son no indígenas.
Desarrollo
Admite que entre ser indio y el desarrollo de su comunidad preferiría lo segundo, cosa que se lograría con la participación de los no indígenas, pero esto no se da porque los indios “no comparten.” En realidad, asegura, los líderes que promueven el proyecto étnico de la comunidad de Curré, tienen sometidos a los demás y comprometen el futuro de las nuevas generaciones de curreseños.
Yo me siento orgulloso por ser indígena, pero más orgulloso me sintiera si estas comunidades mejoraran más, pero con la participación de todos los costarricenses ¿verdad? (…) si yo soy por ejemplo, un indígena y históricamente Curré es una comunidad indígena, históricamente, pues a mí me gustaría que llegara el turismo y dijera: ¡Qué linda comunidad, todo el mundo participa; qué belleza, qué parques, qué calles, que limpieza, qué aseo, qué Puesto de Salud más elegante! ¿Y ustedes los indios comparten… ?, ¡Sí señor! Pero eso no se da. Eso es precisamente lo que yo no comparto con esos que se llaman “lideres defensores” y que tienen sometidos a los demás, eso es lo que yo no comparto.
El Estado da las oportunidades pero no se aprovechan. El país entero tiene que desarrollarse: Son cosas que yo veo, que sí, el Estado costarricense nos ha dado la oportunidad de un desarrollo pero que nosotros no lo hemos sabido aprovechar, porque algunos “cabezas caliente”… pero ellos sí quieren figurar pero, esa gran juventud, esa niñez indígena, a esos sí los tienen sometidos y eso a mí no me parece. Otra de las cosas, es que tampoco podemos esperar que el país no se vaya a desarrollar, tenemos que abrir más campo, las carreteras sobre todo, ¿verdad? La riqueza hay que repartirla a todos los costarricenses, a todos los centroamericanos y eso no se puede quedar así ¿verdad?
Testimonio Oral No. 3.
El proyecto Hidroeléctrico
Una opción de desarrollo.
Dentro de esta línea de pensamiento la represa es una opción de desarrollo ante la que no hay que cerrarse, porque se estaría marginando especialmente a los jóvenes. El Proyecto Hidroeléctrico puede ser determinante para las nuevas generaciones, pero los curreseños deben prepararse para aprovechar sus beneficios.
Mire, a mí me parece que el proyecto es una forma, principalmente para el sector indígena, a este indígena que está marginado, no porque el Gobierno los ha marginado, no, (sino) porque no hay fuentes de trabajo. Yo les aconsejaría a todos los indígenas, señores, (…) nosotros también tenemos que meternos en esa corriente ¿cómo? Bueno, no teniendo ese divisionismo, esa mala fe, entre nosotros mismos, sino todo lo contrario. Decir: vamos a pedir cursos de capacitación en mecánica, en electricidad, en una serie de cosas ¿verdad? para los muchachos; esos que están estudiando, que esté ahí el técnico del INA, dándole las capacitaciones a todos de diferentes cursos. Eso, no solamente nos va beneficiar a la juventud, sino que se están preparando para un futuro. Cuando esas empresas necesitan un montón de técnicos y una serie de cosas de técnicos, la comunidad esta preparada, el futuro de los hijos, el futuro de la juventud.
En cuanto al impacto ecológico que otros sectores le achacan al Proyecto Hidroeléctrico, su posición es la siguiente:
Entonces, yo no le veo que sea una barbaridad, que el impacto ecológico, el impacto ecológico y todas esas cosas. Nosotros tenemos años o siglos de estar sufriendo las cosas; ahí está esa carretera, el humo y todo eso. Y ahora, con la tecnología moderna pues tal vez esto se mejore más en estas cosas, pero, así como estamos, estamos…
La reubicación
El entrevistado estaría de acuerdo en la reubicación conjunta, pero no colectiva, donde se respete el derecho constitucional a la libre movilidad del individuo. Insiste en que de todos modos en el pasado indígena se compartió el trabajo, no la tierra. De modo que cada uno debe ser libre de determinar lo que corresponde a su propiedad. Cuando le mencionamos la preocupación de algunos curreseños con respecto a que esto puede ser el fin de la comunidad indígena, se inclina por no “dispersar” la comunidad, pero aboga por “no amarrar” a las personas. Sugiere que a las personas que adquieran vivienda se les impida vender su propiedad, pero solo por un tiempo. Considera que mientras la gente no tenga fuentes de empleo adecuadas, no se les puede impedir emigrar.
Yo opino de que se debería reubicar a la gente en un solo grupo, pero que esa gente ya no se le ponga condiciones, que ya no viva como vivimos actualmente (se refiere a la figura legal de la Reserva) que eso es también una mera mentira de que el indígena, sus propiedades las trabajaban comunitariamente… La chichada era una cooperación, que yo te iba a ayudar y nada más, pero en lo suyo, usted mañana me ayudará a mí. Pero no era que mi tierra yo la iba a compartir con los otros, no. Es más, si se compartía la tierra, era como un alquiler ¿verdad?. Bueno; usted me devuelve tanto de maíz o de arroz, o tanto de frijoles y le doy para que trabaje, pero si no, no, ¿verdad?, como cualquier ciudadano ¿verdad? Pero, no es como dice la ley (se refiere a la Ley Indígena) que la ley… O. Key, qué le vamos a hacer… una Reserva… porque esto lo han dividido comunitariamente. No, eso es mentira.
Libre movilidad y fuentes de trabajo remunerado:
Aquí ya nadie engaña a nadie, aquí hasta el más mínimo tiene su sexto grado y resto, de una gran juventud que están estudiando ¿ verdad? Aquí la Constitución es muy clara, el artículo 33 dice que todos somos libres y podemos movilizarnos en donde nos dé la gana. Aquí en esto, ya ahí se queda a criterio – me parece a mí – de la persona, porque yo opino que para conservar que toda la “cepa”… (se ríe) como dicen, …bueno, que hagamos ese convenio, que se le dé la vivienda pero que no lo pueden vender durante 25 años, etc., etc. ¿verdad? Eso es bueno, yo lo veo bueno, siempre y cuando esa familia tenga un trabajo remunerado ¿verdad? Y todas las cosas, pues es una cosa buena; pero, tampoco si la otra gente me dice: ¡no, diay, yo no quiero eso, es mejor que me paguen y me voy para otra parte!
Pensamiento de ruptura con la tradición étnica
Resumen
Esta posición es sustentada por un pequeño grupo de activistas indígenas y algunos mestizos. Tiene afinidad con el pensamiento de los finqueros no indígenas dentro y fuera de la Reserva. Su importancia podría haberse intensificado con la presencia del Proyecto Hidroeléctrico, sin embargo, no tenemos evidencia de que tal cosa esté ocurriendo. Es una línea de pensamiento de ruptura con la tradición étnica. Encontramos dos variantes de esta tendencia: una radical y otra desesperanzada en el planteamiento étnico. El “Informante 7”, mestizo, representa la segunda variante. No niega la existencia de una identidad étnica, pero no se adscribe a ella porque considera que “no funciona.” Por decirlo de algún modo, ha perdido la esperanza en el sueño étnico. Surge así otro ingrediente en la definición de identidad étnica, cual es el del contenido práctico, o la adscripción étnica como estrategia (Ser indio me conviene o no me conviene). Según este informante aunque las leyes confieran derechos a los indios, los más poderosos rompen las leyes impunemente (como telas de araña), y por eso el modelo étnico ya no funciona. Por otra parte el progreso, las comunicaciones y la tecnología hacen que pierda adeptos. Se trata de un sector de población que espera respuestas concretas. “Ser mestizo, confiesa, es asunto es serio. Uno va alejándose: como lleva las dos culturas, tiene otra manera de pensar, de razonar y a veces uno no sigue…” La lucha por los valores y el reconocimiento de los derechos indígenas no son una motivación suficientes. El informante opta por una opción pragmática e individualista. Se inclina por la realización del Proyecto Hidroeléctrico, no teme que se pierda la identidad indígena, porque de todos modos, finalmente la cultura indígena sucumbirá ante la presión del desarrollo y los medios de comunicación. Según él, la comunidad étnica llegará a desaparecer… El Proyecto Hidroeléctrico, como es de interés nacional, se hará de todos modos. Las negociaciones del traslado deben ser colectivas por razones estratégicas, no por razones étnicas.
La variante radical, en cambio, plantea que la etnia indígena ya no existe y no vale la pena hacer esfuerzos por rescatar la identidad o por garantizar la continuidad étnica. Curré es una comunidad culturalmente integrada a la corriente mundial y nacional, evidencia de ello lo son el mestizaje y la pérdida de rasgos culturales, principalmente la lengua. Esta tendencia no considera la adscripción o el reconocimiento de un ancestro común como soporte de identidad étnica: usted ve a estos muchachos aquí y ya vestidos como si fueran gringos o alemanes. La identidad indígena es vista como una atadura que obstaculiza la integración al proyecto nacional, lo que es inconveniente porque a finales de este milenio se han abierto las puertas para todos; para el indio, para el blanco, para el negro y para el gringo, para todos en Costa Rica, no hay ninguna diferencia. La lucha por la tierra que para el resto de los curreseños es esencial como base y fundamento de su cultura, para este sector carece de sentido. La Ley Indígena es otra atadura, inconstitucional que cubre y somete al indio impidiéndole su integración a la vida nacional. En cuanto a la Reserva, pone en duda su razón de ser cuando afirma “esta Reserva Indígena, que la mayoría son no indígenas”. Entre ser indio y el desarrollo de su comunidad, es preferible el desarrollo, el que sería posible, especialmente, si se diera la libre participación de los no indígenas en la comunidad. Esto no se ha dado porque los indios “no comparten”. Los líderes que promueven el proyecto étnico de la comunidad de Curré tienen sometidos a los demás y comprometen el futuro de las nuevas generaciones de curreseños. El Estado da las oportunidades pero éstas no se aprovechan.
En este discurso, la represa es una opción de desarrollo ante la que no hay que cerrarse. Su realización puede ser determinante para el futuro de las nuevas generaciones, pero se requiere que los curreseños se preparen debidamente para aprovechar sus beneficios. Estaría de acuerdo en la reubicación conjunta, no colectiva, donde se respete el derecho constitucional a la libre movilidad del individuo.
Conclusiones
Primer asunto:
el sueño étnico
Si bien las doctrinas filosóficas sobre los que se asienta la constitución de los Estados – nación establecen la igualdad de todos los ciudadanos, una serie de prácticas, tradiciones, valores, sentimientos y cuerpos de leyes, hacen un paréntesis cuando se trata temas relacionados con los grupos indígenas. Quinientos años después, los indios siguen siendo un pueblo dentro de otro pueblo, un conglomerado humano con identidad o personalidad social específica, ocupando un espacio dentro del Estado nacional. Esta identidad diferenciada dentro de la totalidad nacional, es parte intrínseca de la realidad de los grupos étnicos y del concepto mismo de Estado nación, como aglutinación política de diversas etnias bajo la égida de otra etnia o sector hegemónico (Nielsson, 1989). Lo cierto, es que estos grupos étnicos no dejan de ser un hito en el continuum social de la nación. Su diferencia se impone por efecto de su lengua, raza, visión de mundo, a veces por todos estos factores juntos, y a veces, por ninguno otro más que esa certeza que les viene de su ancestro, su tradición y su historia, y que les hace saberse distintos, y herederos de un tótem, ya en algunos casos borroso y de facciones imprecisas.
En estos casos solo queda la certeza, real o construida, a veces perdida y reinventada, de que se es aquello que se es, aun sin poder definirlo. Cuando ya no hay sino rastros de una lengua materna que hablaron los abuelos, y las artesanías apenas subsisten en un esfuerzo de guacales labrados y máscaras cuyo rostro se va desdibujando, e incluso, a veces la piel va cediendo el color cobrizo ante el mestizaje, es urgente entonces aferrarse a un sueño, (pero toda construcción social es un sueño, incluso el Estado – nación lo es), afianzarse a lo que queda de una colectividad que se reconoce distinta, pero que sabe que su mayor tesoro es tener un sitio en la historia y en el mundo. Como me respondió visiblemente molesta Victoria Lázaro, maestra de Curré cuando le insistí en la pregunta ¿para qué querés ser india? “Para saber de dónde vengo y a donde voy”. Y es que la etnicidad, se convierte entonces en una suerte de proceso ya no colectivo, sino también personal, de definición existencial, esto es, de identidad.
Hoy sabemos que la identidad étnica no es estática. Una sociedad puede cambiar y seguir siendo étnica, es el caso de las etnias europeas en medio de todos los adelantos tecnológicos del primer mundo o de los chicanos en EUA. La etnicidad cambia, es un fenómeno dinámico. No existen formas “originales” o “verdaderas” (Nielsson 1989). En otras palabras, los curreseños de hoy no tienen por qué ser idénticos a los curreseños de ayer o de mañana. Tampoco los mestizos son necesariamente un signo del fin de la etnia. El mestizaje es un fenómeno posible en los grupos étnicos, prueba de ello es el caso de los bribris de origen afro o los líderes miskitos de fisonomía blanca (Borge, Carlos, comunicación personal). En última instancia, como ha dicho Azcona, (1989: 261) “es la comunidad y no la raza (…) la que crea la conciencia social, la que crea la conciencia social en los individuos, la cual por su parte, a través de la posesión común de símbolos o, lo que es lo mismo, debido a la homogeneidad y heterogeneidad de hábitos y costumbres, hace creer en la existencia de un origen, de sentimientos y de un destino comunes”.
Definiciones aparte, lo cierto es que la etnicidad está ahí, y los Estados lo saben. La dinámica de la etnicidad, con su propensión a la identidad y la diferencia, no deja de ser un problema para los Estados – nación, que contradice su vocación centralizadora. La consolidación étnica se manifiesta como una fuerza centrípeta que, dentro de la visión tradicional del Estado nación, atenta contra la unidad nacional. En años recientes, nuevas figuras jurídicas y replanteamientos del concepto de Estado y de la autonomía de los grupos étnicos, han permitido la experimentación de fórmulas donde se reconceptualiza el Estado y dan pie a la existencia en su interior de etnias autónomas formalmente reconocidas por éste, como ocurre en Nicaragua con los Miskitos y en Panamá con los indios Kuna.
Curré es una comunidad indígena de unos cuantos cientos de habitantes, pero en su cuerpo social sobrevive aun el sueño étnico. Es un pueblo que aún guarda su identidad. Elementos sobre los que asienta su identidad son su territorio, el espacio geográfico convertido en símbolo, el legado arqueológico, la comunidad misma, la celebración de la Fiesta de los Diablitos, el patrón de vivienda disperso, el autogobierno mediante la ADI, la artesanía y por supuesto, su ancestro indígena común. Es dentro de esta realidad que se debe comprender el hecho de que, la probable construcción de una represa hidroeléctrica, que implicaría una reubicación de la comunidad y una ruptura con algunos de estos elementos, sea percibida como una amenaza para la continuidad étnica, por los sectores dirigentes de la comunidad, principales portadores del proyecto étnico.
Segundo asunto:
La identidad atravesada por tendencias contrapuestas
¿Cuándo se deja de ser indio? ¿A partir de qué momento se acaba el sueño de la etnicidad y se apaga una luz, en el firmamento de la diversidad social y cultural de los pueblos? Hemos incursionado con un estudio etnográfico en Curré y uno de los rasgos presentes, es el hecho de que en la comunidad coexisten dos formas de pensamiento: el de los sectores — mayoritarios, por cierto — que luchan por la continuidad étnica, y aquel otro constituido por algunas personas, que piensan que esta comunidad ya está integrada a la cultura nacional y que ese proceso de integración debe profundizarse aún más. A nuestro juicio, la coexistencia de estas dos visiones de mundo contrapuestas, es una respuesta lógica a la contradicción etnia – nación, contradicción que conlleva confrontación de cultura y visión de mundo, pero también de necesidades e intereses.
La identidad y la adscripción étnica no son ajenas a la realización personal y colectiva de los seres humanos. En efecto, “los movimientos étnicos a menudo contienen elementos sociales y económicos, que no llaman la atención a primera vista”. Es por eso que la etnicidad puede ser una forma de estrategia social “para forzar o defender el acceso a los recursos” (Baud, 1996: 25). Pero si esto es cierto en un sentido, también lo es en el otro: para algunos, dejar de ser indios puede resultar más práctico que seguir siéndolo. En el contexto de nuestro análisis, tan legítima es una opción como la otra, ambas son estrategias sociales que involucran adscripción (o no adscripción) étnica. La estrategia o razonamiento pragmático de “no adscripción” a la etnia indígena, quedó muy clara en el testimonio del informante No. 7 cuando asegura que el modelo étnico ya no funciona:
Mientras voy yo a una reunión a oír eso que nunca ha funcionado, mejor me voy al trabajo y me voy a ganar ese día de trabajo, que esos recursos sí me van a funcionar…
Ser indio ha sido por mucho tiempo sinónimo de pobreza. No es por casualidad que un informe del Gobierno de la República, señala que Buenos Aires es el cantón más pobre de la nación y asegura que esto se debe, en buena medida, al alto grado de población indígena, casi un 30 %, la que, según el documento, es víctima de la marginación (Gobierno de la República de Costa Rica, 1996: 4) Existen entonces razones económicas y sociales que, en ocasiones, vuelven estratégico dejar de ser indio. En todo caso, existen infinidad de vectores sociales que empujan a los indios a la integración nacional y desestimulan su adscripción étnica original. No en vano, se trata de una sociedad entera, la costarricense, construida sobre el sueño de ser una nación sin indios (Ovares y otros, 1993) Ciertamente ser indio no ha sido, ni es, un valor nacional. De hecho, se ha dado el caso de jóvenes indios que, estando fuera de Curré, prefieren no mencionar su proveniencia, por temor a la sanción negativa de otros costarricenses (Testimonio Oral No. 16). Este tema se discutió en Cap. VIII.
La construcción de la nación acalla las voces étnicas. La escuela, como señalara Gellner propala una visión de la sociedad que valoriza el estilo de vida de la etnia hegemónica, y oculta a los sectores minoritarios (Nielsson, 1989). Esto lleva a la gestación de una identidad y una mitología nacionales, con sus héroes, su literatura, sus símbolos y tradiciones “que permitan interiorizar como propios de todos los habitantes del territorio nacional, los intereses y representaciones del poder oligárquico”. Para tal efecto, el discurso nacional oligárquico se afirma como una voz monológica, en el sentido bajtiano. Se construye entonces una comunidad imaginada homogénea, cuya unidad imaginaria oculta su configuración múltiple y contradictoria, oculta también la existencia de otros sujetos sociales, cuyas voces y lenguajes reprimidos habitan igualmente el cuerpo de la nación (Quesada, 1990: 17).
No es de extrañar entonces que las culturas indígenas sean tarde o temprano rechazadas, incluso por los mismos indios y mestizos, y que existan tendencias de ruptura con el pensamiento étnico.
Tercer asunto:
La etnicidad frente al progreso
Dentro de esta secuencia de ideas no es posible desatender la preocupación de los indígenas que proponen la ruptura con el pensamiento étnico, en su búsqueda, legítima por demás, de desarrollo y al mejoramiento de la calidad de vida. Hay en ellos una fuerte inclinación al pragmatismo y a la búsqueda de resultados.[4] Nos parece también, que mejorar el nivel o la calidad de vida de los indígenas, no tiene por qué estar condicionado por la sociedad nacional a cambiar la identidad étnica o el estilo de vida. Sin embargo Curré es una comunidad sumamente pobre, con una alta tasa de desempleo y migración, y se requieren todos los esfuerzos comunales e institucionales para cambiar esta situación, lo que no debería estar sujeto a ningún otro interés coyuntural, (el proyecto hidroeléctrico, por ejemplo), sino al mero derecho de toda comunidad costarricense a vivir un futuro mejor.
En nuestras conversaciones con ambos sectores, es posible a veces vislumbrar puntos de contacto entre ambas visiones de mundo, por más contrapuestas que sean, porque en realidad, ambos persiguen el bienestar de Curré y de sí mismos, si bien unos por la vía étnica y otros por la vía de la integración nacional. Pareciera que un proceso formal de “mediación y solución de conflictos” entre ambas tendencias es urgente, para que juntos puedan enfrentar airosos los cambios que se avecinan.
Cuarto asunto
Un reto para el ICE y para la sociedad costarricense
Esta indagación nos ha permitido precisar aspectos del pensamiento étnico de la comunidad de Curré, que la definen como portadora de una identidad y una visión de mundo particulares y distintas, dentro de la sociedad nacional. Sin dejar de ser costarricenses, los curreseños son un pueblo dentro de otro pueblo. Esto implica formas distintas de asumir la relación con la tierra, el agua, el río, la naturaleza, la vida. La sociedad costarricense durante muchos años pretendió verse así misma como una sociedad blanca, no indígena, “la única sociedad blanca del caribe…” (Guevara y Chacón, 1992). Pero resulta que no era cierto, y que hoy estamos redescubriendo la diversidad étnica de nuestra patria, el arcoíris de colores de piel e identidades, de culturas y formas de ver el mundo, que somos.
El reto para el ICE como entidad encargada de construir obras de infraestructura para la generación de energía eléctrica es grande, porque pasa por la necesidad de elaborar una perspectiva étnica de acercamiento a las comunidades indígenas que pudieran ser afectadas por sus obras, de tal suerte que le sea posible continuar con su misión de construcción de proyectos, pero creando al mismo tiempo las condiciones económicas y culturales, para que comunidades como Curré, no se vean amenazadas en su continuidad material y étnica. Como nos dijera una tarde allá en Curré, José Domingo Lázaro, maestro, director de escuela, licenciado en educación, pero sobre todo indígena: “Cómo hacer para cambiarlo todo, sin perder la identidad”. La respuesta no es fácil, pero todos los esfuerzos pasan por el mismo aro de diálogo y respeto a la “otredad” de la comunidad indígena.
[1] En 1982 China Kichá perdió su estatus de Reserva Indígena. (Guevara y Chacón, 1992). Recientemente un decreto volvió a crear esta Reserva. (Decreto No. 29447 – G del 21 de marzo del 2001).
[2] Ver planteamiento de Baud (1996) acerca de la etnicidad como estrategia.
[3] Es muy propio de los procesos de modernización y de los idearios liberales, la ruptura de lazos familiares y comunales, el individualismo (Ferrarotti, 1975). Por otra parte la integración a la sociedad nacional, puede ser una forma de conjurar la discriminación y el prejuicio que pesa sobre la sociedad indígena. Esta es sin embargo una acotación que pongo al margen de mis notas de estudiante, para ulteriores indagaciones.
[4] Los dos informantes que representan esta tendencia, fueron socializados entre no indígenas, uno como mestizo y más adelante como migrante, el otro como estudiante becado. Todo parece indicar que este hecho pesa en la visión de mundo de ambos.
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